Pando, el organismo vivo más antiguo y extenso del planeta 

Un estudio sobre el árbol Pando, una vasta colonia de álamos temblones (Populus tremuloides) ubicada en Utah, Estados Unidos, ha permitido a los científicos estudiar la evolución y longevidad de esta asombrosa formación. A través de muestras de ADN, los investigadores han podido estimar que Pando tiene entre 16.000 y 80.000 años, lo que confirma su estatus como uno de los organismos más antiguos de la Tierra.

Pero, la relevancia de Pando va más allá de su antigüedad. Aunque a simple vista parece un bosque de álamos, Pando en realidad es un único organismo clonal, lo que significa que todos los árboles que lo conforman son genéticamente idénticos y comparten un mismo sistema de raíces.

Un único y gigantesco árbol

Pando, cuyo nombre en latín significa «me extiendo», consiste en aproximadamente 47.000 troncos que cubren un área de 42,6 hectáreas en el Bosque Nacional de Fishlake. Aunque parecen árboles individuales, en realidad, todos estos troncos forman un solo organismo conectado por un sistema de raíces común. Esta forma de crecimiento clonal significa que todos los troncos son genéticamente idénticos entre sí y que Pando no se reproduce sexualmente, sino a través de clones de sí mismo, lo cual evita la mezcla de ADN con otros álamos.

Resiliencia genética y adaptabilidad

El proceso de clonación implica que, aunque Pando mantenga una genética uniforme, también acumula mutaciones genéticas a lo largo del tiempo debido a la división celular. Para los biólogos, estudiar estas mutaciones es esencial, ya que ofrecen una ventana única para comprender cómo este organismo ha evolucionado y se ha adaptado durante milenios. Estudios previos en plantas y hongos clonales han explorado este fenómeno, pero el caso de un organismo tan longevo y extenso como Pando es único.

Los científicos recolectaron muestras de raíces, corteza, hojas y ramas de diferentes partes de Pando y de otros álamos temblones no relacionados para compararlos. Después de analizar las muestras, eliminaron las variantes compartidas con los árboles vecinos y aquellas encontradas en una sola muestra. Así, lograron revisar cerca de 4.000 variantes genéticas que surgieron como resultado de la clonación continua de Pando a lo largo de los siglos.

Distribución espacial de mutaciones

El análisis de las mutaciones dentro de Pando arrojó resultados interesantes. En general, se espera que los árboles cercanos en espacio también estén genéticamente más relacionados, pero los investigadores observaron una correlación débil en este sentido. En distancias menores a los 15 metros, la similitud genética era algo mayor, pero en un área tan vasta, los resultados sugieren que Pando es un “potencialmente bien mezclado caldero de información genética”.

Mecanismo de protección genómica

Una de las características que contribuye a la longevidad de Pando es su condición de árbol triploide, es decir, que posee tres copias de cada cromosoma en lugar de dos. Esta característica puede darle una ventaja en términos de resistencia y tamaño de las células, lo que podría explicar su capacidad para sobrevivir y prosperar durante tanto tiempo sin necesidad de generar nuevas combinaciones genéticas.

Implicaciones para la ciencia y el estudio de la longevidad en los ecosistemas

Este estudio sugiere que Pando podría tener un mecanismo natural para proteger su genoma de la acumulación de mutaciones dañinas, lo cual es relevante para la comprensión de la longevidad y sostenibilidad de los ecosistemas. Si los científicos logran descubrir y entender este mecanismo, podría tener implicaciones significativas no solo para la biología de las plantas, sino también para otras áreas de estudio, como la genética y la conservación de especies.

El caso de Pando resalta la importancia de estudiar organismos longevos para aprender cómo ciertas características genéticas pueden fomentar la resiliencia ante cambios ambientales. Para la comunidad científica y para aquellos interesados en la sostenibilidad y el estudio de los recursos naturales, Pando es un símbolo de resistencia y adaptación, ofreciendo valiosas lecciones sobre la preservación y gestión de los ecosistemas.

Más información: www.fs.usda.gov

Vía: www.nature.com

 

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