Cultivan un árbol mítico mencionado en la Biblia de una semilla milenaria 

Una semilla recuperada durante las excavaciones arqueológicas de una cueva en el desierto de Judea, en 1986,  fue germinada con éxito y en la actualidad ya tiene una altura de tres metros. A través de  un análisis de radiocarbono, su origen se fechó entre 993 y 1202 después de Cristo. La secuenciación de ADN y el análisis filogenético la identificaron como perteneciente al género de angiospermas Commiphora Jacq., hermana de tres especies de Commiphora del sur de África, pero única entre todas las demás especies muestreadas hasta la fecha. La plántula germinada no estaba estrechamente relacionada con las especies de Commiphora comúnmente cosechadas por sus oleorresinas fragantes, incluida Commiphora gileadensis (L.) C.Chr., que se considera el origen del  «bálsamo de Judea» o «bálsamo de Galaad» mencionado en la Biblia por sus propiedades curativas. 

Un estudio dirigido por Sarah Sallon ofrece varias hipótesis sobre el origen, características y significado etnobotánico de esta antigua y desconocida semilla, incluida su identificación con un árbol productor de resina balsámica referido en fuentes bíblicas, el tsori. 

Bálsamo curativo

La primera mención del aceite balsámico aparece en el libro del Éxodo y se nombra  como “aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático”. Pero, ya antes se habla de los bálsamos en el Génesis, en particular del bálsamo de Galaad, relacionado con la curación de Ezequiel y Jeremías. Ahora, los autores del estudio publicado en Current Biology, aseguran haber encontrado la fuente de ese bálsamo a través de la recuperación y cultivo de una misteriosa semilla de 1.000 años de antigüedad, descubierta en el desierto del norte de  Judea. 

El equipo de Sallon ha tardado casi 14 años en hacer crecer un árbol a partir de la antigua semilla, recuperada durante una excavación arqueológica en una cueva del Bajo Wadi el-Makkuk (31°53′27.92″N, 35°21′2.88″E),  a finales de 1986.

La semilla, que formaba parte de los hallazgos arqueológicos, fue almacenada en el Departamento de Arqueología de la Universidad hebrea de Jerusalén hasta que la doctora  Sallon la seleccionó entre otros materiales arqueobotánicos. Estaba bien conservada y presentaba 1,8 cm de largo y 0,565 g de peso. (Código de identificación: HULMKG1). Se plantó en 2010 en el invernadero del Centro de Agricultura Sostenible (CSA) y las plántulas emergieron aproximadamente 5 semanas después.

El ejemplar mide ahora unos 3 metros de altura y ha sido bautizado con el nombre de “Sheba”. A pesar de su espectacular desarrollo, al no haber florecido, no cuentan con material reproductivo para intentar una descripción completa de la especie en este momento. Sí han podido realizar análisis de ADN, químicos y de radiocarbono del árbol, revelando nuevas pistas sobre sus orígenes.

Los investigadores identificaron a Sheba como perteneciente al género Commiphora, que se encuentra dentro de la familia de la mirra y el incienso, y comprende aproximadamente 200 especies de plantas vivas. Las plantas Commiphora se encuentran principalmente en África, Madagascar y la Península Arábiga.

También tiene otros vínculos, aunque más débiles, con las especies de Commiphora que producen resinas fragantes, como C. gileadensis, que algunos investigadores creen que es la fuente histórica de un preciado perfume e incienso llamado «Bálsamo de Judea» o «Bálsamo de Galaad» en la antigüedad.

Fuente del “tsori bíblico”

Sorprendentemente, los investigadores dicen que el espécimen podría ser la fuente del «tsori» bíblico, un extracto resinoso asociado con la curación en Génesis de Jeremías y Ezequiel y muy apreciado en el mundo antiguo.

“La identidad del tsori bíblico  ha sido objeto de debate durante mucho tiempo” – señala el estudio -. La sustancia está vinculada con la región histórica de Gilead, que se encuentra al este del río Jordán, entre el río Yarmuk y el extremo norte del Mar Muerto. Fue exportada a todo el imperio romano.

La oleorresina del bálsamo de Judea se utilizaba como perfume, incienso, medicina, tratamiento para cataratas, embalsamamiento, antídoto contra venenos/veneno de serpiente y con fines rituales/ceremoniales.

Cultivado únicamente en oasis de jardines alrededor de la cuenca del Mar Muerto, el bálsamo de Judea no se consideraba originario de la región. Los comentaristas clásicos, incluidos Estrabón y Flavio Josefo, atribuyen sus orígenes al antiguo reino de Saba, que abarca partes de Etiopía, Eritrea y Arabia del Sur, conocido por sus árboles aromáticos y su participación en el comercio de especias.

Los vínculos comerciales entre el sur de Arabia y el reino israelita sugieren que el bálsamo se introdujo en Judea en el siglo X a. C. o después de la conquista de Israel por parte de Asiria en el siglo VIII a. C. con el establecimiento de oasis en el Mar Muerto como centros para su cultivo.

En el siglo IX d. C., a pesar de su importancia económica, el bálsamo había desaparecido de la región y, según los geógrafos árabes, el «bálsamo verdadero» sólo se encontraba en los jardines de Ayn Shams (Matariyya), Heliópolis (Egipto), donde, según se informa, una cepa cultivada y estéril, supuestamente originaria de Judea, todavía existía en el siglo XVI d. C.

La semilla de la que creció Sheba, que cuenta con mil años de existencia, probablemente, sobrevivió de una población ahora extinta de árboles existente en la región que comprende el actual Israel, Palestina y Jordania, según los investigadores.

Propiedades medicinales

“Nuestra hipótesis inicial era que Sheba podría ser un candidato para el ‘bálsamo de Judea’ histórico – añade el estudio -, pero la falta de compuestos aromáticos del árbol nos llevó a refutar esta idea. En cambio, los análisis mostraron que Sheba tiene una gran cantidad de propiedades medicinales, lo que junto con otros factores (incluida la ubicación en el desierto de Judea del norte donde se encontró la semilla) sugiere que el árbol podría ser el origen del tsori bíblico”.

El análisis químico de las hojas y la resina de Sheba reveló que el árbol es rico en triterpenoides pentacíclicos, que son compuestos biológicamente activos con propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas. Las hojas y los tallos también tienen un alto contenido de escualeno, una sustancia natural y aceitosa con propiedades antioxidantes y suavizantes de la piel.

“Creemos que estos hallazgos respaldan nuestra segunda hipótesis: … ‘Sheba’… puede representar un linaje extinto que alguna vez fue nativo de esta región, cuya resina ‘tsori’, mencionada en los textos bíblicos, era valiosa, asociada con la curación, pero no descrita como fragante – concluye el estudio -.Si el bálsamo de Judea sobrevive hoy como una especie existente de Commiphora, existe la posibilidad de que los científicos aún no lo hayan reconocido”.

Fuente: https://www.nature.com/articles/s42003-024-06721-5

Translate »
error: El contenido está protegido.