Del Polje de la Fuenseca a las Chorreras, un sendero al pie del Lobatejo

Del Polje de la Fuenseca a las Chorreras, un sendero al pie del Lobatejo

Las aguas que manan del cerro Lobatejo, en su vertiente oeste, conforman el arroyo de la Fuenseca, en el polje del mismo nombre. Este valle está situado aguas arriba de las Chorreras, las cascadas donde estas aguas confluyen con las del río Bailón, provenientes del polje de la Nava. Ambas depresiones son parajes naturales del macizo de la Sierra de Cabra, unas llanuras muy extensas, a modo de valles alargados y cerrados, de extraordinaria belleza.

El Bailón, desemboca en el río Marbella tras cruzar Zuheros, uno de los pueblos más bonitos de España, y llegar al término municipal de Luque, en una vaguada repleta de huertas. Continúa hasta Baena, donde vierte al Guadajoz, afluente del Guadalquivir, en su tránsito desde tierras de Jaén hacia Córdoba capital.

El Lobatejo es el tercer pico más alto de la provincia de Córdoba (Andalucía. España). Su vértice geodésico alcanza 1380 metros sobre el nivel del mar. Está incrustado en el corazón del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, frente al Picacho (1217 metros) y cerca de Los Lanchares, con los que forma el macizo de Cabra, junto a otros cerros cercanos como Pelpitre (1175m) y Abuchite (1248) .

Maravilla natural de Andalucía

Dice Wikipedia que el Macizo de Cabra pertenece a la unidad subbética externa de la cordillera bética, junto a la sierra Mágina de Jaén. Y que tiene «características tectónicas complejas al estar formado por superposición de mantos de cabalgamiento en los que predominan materiales calcáreos. Los estratos presentan una marcada horizontalidad con predominio de formas como los campos de lapiaz, dolinas, domos, simas y poljés».

Otras elevaciones del macizo egabrense son las sierras de la Cabrera, en Gaena; de La Lastra, en Luque, así como la suave sierra Alcaide (1000m), que comparte términos municipales de Luque, Carcabuey y Priego, y enmarca las blancas aldeas de Zagrilla y Esparragal.

Frente al Lobatejo emerge altiva la sierra Horconera, constituída en techo montañoso de la comarca y de la provincia desde sus picos Tiñosa (1570m) y Bermejo (1475m).

Para completar el marco montañoso colindante, hemos de referir la Gallinera, Los Pollos y Puerto Escaño (en torno a 1100 metros cada uno); La Luca (1000) y Palojo (995), todos ellos en término municipal de Carcabuey, como el mismo Lobatejo, que también comparte linde con Zuheros y Luque.

Por sus peculiaridades geológicas y orográfricas, de origen kárstico, esta unidad del sistema subbético está considerada una de las maravillas naturales de Andalucía y geoparque de la Unesco, entre otros reconocimientos.

Recorreremos en este blog sus rincones más hermosos, de la mano de nuestros guías y amigos de Subbética Mágica. Hoy, relatamos nuestra ruta al pie del Lobatejo, que iniciamos en el Collado del Navazuelo, junto al cerro llamado Pelpitre (Pepitre, Perpite), frondoso monte que queda a nuestra izquierda -poblado de encinas, quejigos, cornicabras y lentiscos-. El Chocladero, su ladera Oeste, bien merece otra excursión para disfrutar de sus monumentales ejemplares de quercus ilex y faginea.

El Collado del Navazuelo

En el extremo nororiental del término de Carcabuey se localiza uno de los rincones más sugestivos de las Sierras Subbéticas. El Collado del Navazuelo ha sido desde tiempos pasados uno de los principales accesos a estas sierras, un punto de referencia en la colada que conectaba el pasillo de Carcabuey con las poblaciones situadas al otro lado del colosal macizo calcáreo de la Sierra de Cabra. En este sitio estratégico aún encontramos restos de los cortijos donde vivieron familias alcobitenses hasta la mitad del siglo pasado.

La antigua casilla de la «sorda» ofrecía refugio a los muchos transeúntes que atravesaban El Collado.

Desde el Collado, al mirar hacia atrás, al Sureste, queda la Tiñosa y toda la Sierra Horconera. Algo más al Este, al fondo, en el horizonte lejano, las cumbres blancas de Sierra Nevada.

La fuente pública del Navazuelo

Avanzamos por el carril que nos lleva hasta la fuente del Navazuelo, edificada en 1578, según inscripción tallada en la piedra del pilar de planta rectangular de casi diez metros de longitud, rematado por tres piletas escalonadas y circulares, de muy bella hechura. Una cañería de atanores alimenta de agua la fuente. El último de los tubos sirve de caño. Todo el conjunto está rodeado por un empedrado de guijarros que facilita su acceso. Aquí repostamos las cantimploras del agua que mana directa de las entrañas de la tierra.

En el tramo previo a la fuente, contemplamos impresionantes vistas a la izquierda. Abajo, mirando al sur, distinguimos la carretera que une Cabra-Carcabuey y Priego. Y, justo en frente, Santa Rita, sede del centro de recepción del Parque Natural. En días despejados, en lontananza, alcanzamos a ver la campiña sevillana y las sierras malagueñas.

A lo largo del pedregal que se extiende a derecha e izquierda del camino público, encontramos narcisos, alguna orquídea y lirios, entre otros ejemplares florales de la rica comunidad botánica que aquí convive. En cuanto al matorral acompañante, muy espeso, advertimos la presencia de coscojas, majuelos, lentiscos, cornicabras, retamas, aladiernos, tomillo, aulaga y algún jaguarzo florido. Traspasada la fuente, abunda el romero, también en flor. Está recién llegada la primavera 2024 y, después de las intensas lluvias con las que se despidió el invierno, el campo ofrece una explosión multicolor.

Un museo de encinas y quejigos centenarios

Cuando dejamos atrás los cortijos del Navazuelo, un museo de encinas y quejigos centenarios se muestra a nuestro paso. Algunos, como el olmo viejo de los versos de Machado, “hendido por el rayo, y en su mitad podrido”, tienen sus gruesas ramas caídas y sus enormes troncos huecos. Recuerdos de antaño, cuando de niños jugábamos al escondite en sus entrañas. Sin embargo, y contra todo pronóstico, como el olmo machadiano, con las lluvias de febrero y el sol de marzo, este año “algunas hojas nuevas le han salido”.

El puerto del Mojón

Llegados al puerto del Mojón, a 1044 metros de altitud, cruzamos la linde que marca los términos municipales de Carcabuey, Cabra y Zuheros.

“Consiste en un estrechamiento entre las estribaciones occidentales del pico Lobatejo y el monte de la Cubilla, colina de frondosa vegetación que separa las dos navas: la de Cabra-Zuheros y la del Navazuelo o de la Fuenseca. Por aquí continúa la colada del camino a Doña Mencía que sube desde Carcabuey, y en este punto se inicia también la colada de las Pilas al Vadillo, que se interna en el término de Zuheros».

«En el mismo collado se localizan las ruinas del cortijo del puerto del Mojón, con una era muy bien empedrada que nos indica que allí el aire suele soplar con fuerza. Cerca está la fuente del mismo nombre, que se sitúa dentro de un recinto cercado con ganado en libertad, y consiste en un pilar-abrevadero de planta rectangular con una pilastra de base cuadrada adosada al mismo y rematada con un tejadillo piramidal, con un único caño. En sus proximidades hay una antigua alberca, ahora sin uso».

«Según Arjona Castro, la llanura situada al norte del puerto del Mojón, conocida en la actualidad como Llano de la Fuenseca, debía llamarse en el siglo XIV Nava del Adalid, tal como se nombra el libro de la montería de Alfonso XI.

Hay que señalar que el adalid era un personaje que tenía la misión de servir de guía de la hueste o cabalgada en tiempos de guerra o de expedición militar. En Zuheros, que por entonces seguía en régimen de realengo, el adalid debía tener el privilegio de usufructuar el terreno de la conocida actualmente como Nava de la Fuenseca, en compensación a sus servicios y de ahí su antigua denominación”. (José Aumente. D. Córdoba. 21/10/16)

La Fuente pública de las Pilas

En su discurrir por el primer tramo de su curso, las serenas aguas del Fuenseca atraviesan una fértil llanura, que se extiende al pie de la fuente más rústica de las muchas que encontramos en la zona, la Fuente de las Pilas (1049 m). Hay que distinguirla de la fuente de la Pila, en el sendero que sube desde Doña Mencía-Zuheros hasta el pico Abrevia (1129m).

Insistimos en el carácter público de los manantiales que vamos hallando porque, desde tiempo inmemorial, están situados en lugares estratégicos que permitían a seres humanos y animales abastecerse del recurso más básico para la vida, después del aire.

En el entorno de la fuente de las Pilas, la vegetación de ribera comienza a proliferar. Sobre todo, fresnos, zarzamoras, escaramujos y endrinos, alineados a lo largo del incipiente arroyo Fuenseca, que atraviesa en calma, hasta adentrarse en el bosque mágico, la Nava de Arriba, o del Adalid, según el libro de la montería de Alfonso XI.

Antes de llegar al bosquecillo, tuvimos la suerte de observar el galope de un par de hermosos caballos que hicieron temblar la tierra bajo nuestros pies. Las vacas también son frecuentes en este bucólico paraje. En la zona, lamentablemente, ya no hay rebaños de ovejas pastando en los verdes prados o piaras de cabras desbrozando el monte, tan característicos de épocas pasadas, cuando Francisco Arroyo regentaba el Navazuelo, y que contribuían a acrecentar el valor paisajístico del itinerario.

El sendero desde aquí hasta las Chorreras está salpicado de sorpresas. Hallamos una preciosa casa de piedra, rodeada de rosales silvestres (escaramujos), fresnos, nogales y frutales, junto a la cual florecía antaño una prolífica huerta. En silencio, desde las alturas celestiales, los buitres leonados acompañan nuestro caminar con vuelos majestuosos.

Llega un momento en que el camino desaparece y puedes quedar atrapado en alguna pequeña charca o en el barro. Hay que sortear una puerta de hierro atada con cuerda, girar a la izquierda y seguir el arroyo. A esta altura, ya arrastra bastante caudal.

El resto de la ruta transcurre a lo largo de las márgenes del río, un camino precioso salpicado de pequeños saltos de agua y acompañado del rumor del agua. Para bajar al pie de las dos cascadas mayores hay que desviarse a la derecha, momento en que tomamos un tentempié antes de regresar por el mismo camino.

El final de este recorrido es el monumento natural conocido como las Chorreras, que este año luce impresionante tras las copiosas lluvias de marzo. Otro día dedicaremos un reportaje en exclusiva a este espacio paradisíaco. Por ahora, disfruten del camino y sus vistas.