Sobre física cuántica, almas perdidas, vidas pasadas, posesiones, infinitos mundos y dimensiones

«Según la física cuántica, podemos existir en un infinito número de mundos. Dichos mundos interactúan constantemente en dimensiones que no podemos experimentar, juntándose y separándose cada vez que uno lleva a cabo una sola observación. Un átomo puede ocupar de un modo simultáneo un número infinito de posibles posiciones hasta que es observado por el observador. Recién entonces ocupará una sola posición en el espacio. Es el acto de modificar la conciencia el que hace que uno decida o piense que está en un universo o en otro.

Los universos se solapan y conforman un holograma. Desplazarse de un mundo a otro es simplemente cambiar el punto de vista en el holograma. Es sólo nuestra creencia y nuestro juicio lo que nos impide el acceso a otras dimensiones. De la mano de las almas perdidas hemos tenido acceso a un mundo que no sólo existe simultáneamente con el nuestro sino que, además, interactúa activamente con nosotros.

No se trata de mundos paralelos, sino de dimensiones simultáneas y sincrónicas. Todo está junto y todo está ocurriendo al mismo tiempo, aquí y ahora. Pero, como nuestra conciencia está enfocada en el mundo material y absorbida casi permanentemente por las preocupaciones cotidianas, no podemos percibir ese otro mundo que es tan real y tangible como la realidad física. Todo lo que necesitamos es desplazar la conciencia y enfocarla en el mundo espiritual.

Una vez que hacemos consciente esta realidad podemos embarcarnos en el trabajo terapéutico tanto del paciente como de la entidad motivo de la perturbación y llegar a niveles de sanación antes inalcanzables. Las almas perdidas nos obligan a reflexionar y a considerar varios aspectos importantes para ir más allá todavía».

El responsable de la anterior reflexión es José Luis Cabouli, un médico y cirujano argentino, especialista en Terapia de Vidas Pasadas (TVP), autor de libros como «El Viaje del Alma», «El trabajo del Alma», «La Vida antes de nacer» «Terapia de la posesión espiritual», «El propósito del Alma» y «Atrapamiento y recuperación del alma«, entre otros.

Desde 1992, Cabouli se dedica íntegramente a la cirugía del alma, después de abandonar su brillante carrera como cirujano plástico, a través de la práctica y entrenamiento de profesionales en terapia regresiva. Es miembro fundador y honorario de la Asociación Argentina de Terapia de Vidas Pasadas, así como miembro honorario de asociaciones homólogas en Chile y España.

Según explica en su sitio web:

«La TVP me ha permitido evolucionar como ser humano llegando a niveles de conciencia que nunca hubiera alcanzado como cirujano. Por eso estoy aquí, para compartir y ofrecerles el resultado de mi experiencia adquirida en todos estos años de trabajo con la TVP con los pacientes, con los terapeutas formados y conmigo mismo. Ya sea a través de los libros, de las consultas personales, de los cursos o de los talleres, el propósito es el mismo: llegar a lo más profundo de nosotros mismos, sanar nuestros dolores y abrir la puerta de la conciencia que nos lleve a un mundo pleno de amor, de paz y de luz».

En su obra «Terapia de la posesión espiritual», Cabouli refiere cinco aspectos a tener en cuenta a la hora de iniciarse en la TVP.

«El primer punto es el reconocimiento de que hay otro mundo que está en éste y cuyos habitantes interactúan con nosotros, los encarnados, a veces más íntimamente de lo que lo hacemos con nuestras relaciones habituales.

El segundo aspecto es tomar consciencia de que las almas perdidas afectan definitivamente nuestras vidas y que muchas veces pueden manipularnos o interferir con nuestros procesos mentales y nuestras decisiones vitales sin que siquiera nos demos cuenta de lo que está ocurriendo.

El tercer punto es más inquietante. Si recordamos que las almas perdidas son también campos de energía, y que, inclusive, pueden ser partículas que generan su propio campo gravitatorio, ¿qué otras energías podrían interferirnos sin que tengamos consciencia de ello? ¿Estamos expuestos a la acción de energías foráneas como las que podrían originarse en otras galaxias o sistemas estelares lejanos en el tiempo lineal?

Sabemos también que podemos ser afectados por los pensamientos proyectados de otras personas ¿Qué tal si podemos ser alcanzados por mensajes u órdenes telepáticas subliminales? La publicidad y la propaganda política, ¿no quedarán linealmente incrustadas en nuestro campo vibratorio? ¿La repetición y la intensidad de los mensajes, no serán otra forma de invasión psíquica generando comportamientos y corrientes de opinión? …. Por lo tanto, somos vulnerables a cualquier cosa que entre en nuestro campo vibratorio y a la que no podamos decirle que no, simplemente porque no sabemos que ha invadido nuestra atmósfera vital.

El cuarto aspecto se refiere a las posibilidades terapéuticas para una serie de problemas que podrían ser vistos desde otro enfoque. El fenómeno de la obsesión-posesión podría ayudar a comprender la conducta anormal, así como algunos problemas mentales, emocionales y físicos.

Antecedentes ocultos u ocultados

Interesado en esta hipótesis de trabajo, José Luis Cabouli ha investigado sobre una gran cantidad de material documentado y cuidadosamente evaluado antes y después del 1900. Se trata de un cuerpo de datos y experiencias casi desconocidos hoy, ignorados por motivos que los lectores de Universo Gesara podrían reconocer e identificar con las mismas causas que mantienen a la gran mayoría de la población mundial ignorantes de la verdadera historia de la Humanidad sobre la Tierra, sobre la naturaleza y esencia del ser humano, sobre nuestras relaciones con éste y otros mundos, etc, etc, etc.

En su rastreo por autores «escondidos» u «ocultos», Cabouli descubre a Adam Crabtree, quien ha recopilado bibliografía sobre este tema. Mucha de esta bibliografía se refiere a los estados de doble conciencia y alteraciones de la personalidad y ha sido publicada no sólo en libros sino también en revistas científicas de psicología, psiquiatría e hipnosis, en inglés.

Edith Finte afirma que las inteligencias desencarnadas constituyen el factor activo y excitador en muchas de las psicosis y aberraciones.

Por su parte, WickLand ya había observado neurosis de guerra en combatientes de la tercera gran guerra debido a la obsesión ejercida por el espíritu de algún soldado muerto inconsciente todavía de su fallecimiento.

Algo similar se encontró en un estudio realizado en el Colorado State College a cargo de Maurice Albertson, Bill Baldwin y Dan Ward (citado por Winafred Lucas). El estudio se llevó a cabo debido a la falta de respuesta a la psicoterapia en el tratamiento de veteranos de Vietnam afectados de síndrome postraumático. La hipótesis de los autores fue que soldados muertos en el campo de batalla, debido a lo repentino de sus muertes, no habían podido hacer la transición, adhiriéndose a sus compañeros vivos, provocando desórdenes en estos soldados. Si bien rápidamente se obtuvieron resultados favorables con este abordaje, el estudio no pudo ser concluido por falta de fondos.

Wickland proporciona otro detalle que es interesante. En su investigación, él utilizaba en ocasiones una corriente estática que aplicaba al paciente, logrando con esto que la entidad invasora se transfiriera a su esposa que era médium y, de esta forma, dialogaba con el espíritu para instruirlo. Las entidades se sentían muy molestas con esta corriente y, por ese motivo, abandonaban transitoriamente a la persona a la cual se habían adherido.

Esta podría ser una explicación de la efectividad del electroshock en algunos casos.

Mejor prevenir que curar

Según Cabouli, siguiendo el axioma clásico de la Medicina: «mejor prevenir que curar», no hay que esperar a que una persona se convierta en un alma perdida para rescatarla. Se puede y se debe actuar antes, más aún teniendo en cuenta que cualquiera de nosotros puede convertirse en alma perdida.

«Las almas perdidas nos confrontan con el acontecimiento de nuestra propia muerte y, sobre todo, con nuestro devenir luego de la muerte. ¿Qué va a ser de nosotros después de dejar este envase? ¿Volveremos a la fuente de donde hemos salido o nos quedaremos retenidos en el plano físico?

Hablar de almas perdidas es hablar de la muerte, algo muy necesario todavía ya que, a pesar de la cantidad de libros publicados sobre ella y sobre el arte del buen morir, aún seguimos dándole la espalda, ignorando y despreciando su verdadero significado».

Cabouli define muerte como «el proceso mediante el cual el alma encarnada se separa y se desprende definitivamente del cuerpo físico que estaba habitando».

«Ya, antes de nacer, sabemos que vamos a morir. Llegamos, hacemos nuestro trabajo, cumplimos con nuestro propósito y nos vamos de vuelta a casa, a la Luz. Muchas veces, antes de encarnar, cuando tenernos que hacemos cargo de una vida difícil el único consuelo que tiene el alma es la certeza de que al final retornará a la Fuente de donde salió. Pero como hemos perdido la conciencia de nuestro verdadero origen y de nuestra verdadera esencia; como nos hemos olvidado de que la experiencia en el cuerpo no es otra cosa que eso mismo, una experiencia del alma, corno hemos tergiversado el sentido de la muerte y hemos creado un mito trágico alrededor de ella, cuando finalmente llega el momento ansiado de regresar a La Luz, extraviamos el camino de regreso y nos quedamos a mitad, suspendidos entre dos mundos y, encima, fastidiando a los vivos y alimentándonos de su energía».

¿Qué hacer para no convertirnos en un alma perdida?

Lo primero, según José Luis Cabouli; es adquirir la suficiente conciencia y el conocimiento necesario para comprender qué es lo que nos espera si no hacemos nuestra tarea mientras estamos vivos.

El paso siguiente es comprender la naturaleza de nuestras relaciones y de nuestros vínculos afectivos cuando todavía estamos en el cuerpo físico.

«Si pretendo avanzar en la muerte como un ser libre, debo comenzar por tomar consciencia de esta condición y cortar los lazos afectivos que me atan mientras estoy vivo. El trabajo hay que hacerlo aquí, mientras estamos en el cuerpo físico. Para eso hemos venido, justamente. Si pienso que lo voy a completar después de dejar el cuerpo estoy totalmente errado. Nadie se convierte en maestro por el simple hecho de morir.

De hecho, repetimos experiencias y volvemos al cuerpo físico porque todavía, entre otras cosas, estamos tratando de completar lo que no hicimos anteriormente. Lo que dejemos inconcluso ahora se convertirá en una asignatura pendiente en la próxima vida. …..Y así, sea por lo que fuere, me convertiré en un alma perdida y quedaré atrapado aquí sin darme cuenta de que mi verdadero destino está en otro lado».

Siguiendo con el proceso para evitar llegar a ser un alma perdida, Cabouli propone que, tras revisar y corregir mis relaciones, tengo que examinar mis emociones, sentimientos y creencias.

«¿Siento rencor, resentimiento, rabia, odio o furia con alguien en particular? ¿Hay personas o situaciones que debería o necesitaría perdonar? ¿O necesito pedir perdón a alguna persona en particular para quedarme en paz? ¿Siento culpa por algo que hice y de lo que estoy arrepentido? ¿Creo que me van a castigar en el más allá? ¿Tengo miedo de ir al infierno? ¿Siento que no soy merecedor del perdón de Dios?»

Cualquiera de estos sentimientos o creencias puede impedir el vuelo hacia la Luz.  Por tanto, es necesario comenzar a trabajar con estas emociones y sentimientos aquí y ahora.

«Las emociones tienen sus razones y hay que respetarlas. Lo que importa es que, cuando llegue el momento de partir, pueda perdonar todo lo que tenga que perdonar y pedir perdón por lo que necesite pedir perdón. ….Lo que cuenta es que, en el momento de la muerte, ningún sentimiento o emoción perturbe la serenidad que mi alma necesita para emprender su viaje de retorno».

Asumir la muerte como un tránsito, no como un fin, conscientes y lúcidos

Una vez resueltos los puntos precedentes queda lo más importante: asumir el acto de morir no como un fin, sino como un tránsito, como un pasaje a otros planos de existencia, con plena consciencia y  absoluta lucidez, según Cabouli:

«La muerte es un acto sagrado porque, aunque lo ignoremos, es el acto más trascendental de nuestra vida física. Es el momento en el que se juega el esfuerzo y el trabajo de toda una encarnación. Es el instante de nuestra graduación».

«La obnubilación o pérdida de la consciencia antes de que se produzca la muerte es uno de los motivos más frecuentes por los cuales una persona se convierte en un alma perdida al momento de morir. Precisamente, esto es lo que tenemos que evitar».

Es imprescindible estar conscientes hasta el último instante para desprendernos del cuerpo con absoluta lucidez, para advertir que estamos abandonando definitivamente el cuerpo que nos sirvió de instrumento de trabajo en esta vida.

«La muerte es un acto sagrado y debemos exigir y ejercer nuestro derecho de morir en forma consciente sin que nada ni nadie nos perturbe ….»

El riesgo de una muerte repentina

La otra muerte que puede complicar nuestra vida futura es la muerte repentina, inesperada y, peor aún, si es de forma violenta. Porque las enfermedades sirven para prepararnos, en opinión de Cabouli. Por el contrario, cuando la transición es inmediata y no hay una consciencia espiritual, fruto de un trabajo previo a lo largo de la existencia, se produce un shock que puede dejarnos atrapados en un limbo infinito.

«Anabela Chaplin relata que los hombres de la iglesia inglesa suelen rezar: “De batallas, asesinatos y muerte repentina libéranos, Señor”. En el budismo tibetano se reza algo similar. No es casual, ya que ellos saben perfectamente que la muerte violenta y repentina dificulta la transición del alma de la dimensión física a la dimensión espiritual».

Como no podemos evitar una posible muerte repentina, lo que si podemos hacer es prepararnos para esta eventualidad haciéndola consciente en nuestra vida cotidiana con pensamientos, actos y palabras que despejen el camino cuando llegue el momento. En palabras de Cabouli:

«No me aferraré a nada; buscaré a los seres que vengan a ayudarme, buscaré la Luz y partiré rápidamente hacia ella sin mirar atrás».

Ceremonial del buen morir

Hagamos de la muerte una ceremonia, un ritual sagrado, como corresponde al momento trascendental que es. Tanto si es la propia como la de otro ser, ayudemos al desprendimiento sin negar ni reprimir el dolor que siempre ocasiona la partida.

«Hay pequeños detalles que pueden ayudar a una persona a hacer su pasaje al más allá con éxito. Se requiere mantener silencio y no perturbar el cuerpo en las primeras horas para que su conciencia no se distraiga.

Jean Markale cuenta que, en la tradición céltica, había una regla absoluta: asistir a la agonía de un miembro de la comunidad para ayudarlo en el pasaje a morir. Así se aseguraba la muerte en las mejores condiciones posibles, garantizando tanto el evitar el sufrimiento físico como la inmunidad frente a las fuerzas oscuras. 

En Morran y en Bretaña (Francia) se dejaba caer algunas gotas de una vela caliente y liquida sobre la cara del muerto a fin de activar la separación de alma y cuerpo.

En las sociedades rurales se recomienda no arreglar la habitación del difunto ni hacer ruido en la casa. Detener los relojes y campanillas hasta el regreso del cementerio para no distraer el alma. Con el mismo fin se suelen cubrir los espejos y todos los objetos brillantes susceptibles de impedir al alma del difunto tomar su vuelo o de desviarlo».

Los libros de los muertos mayas, egipcios y tibetanos son una muestra más de una metafísica diseñada para auxiliar el alma del difunto en su viaje de regreso.

En la actualidad, según Cabouli, «es suficiente con que nos dirijamos a la persona en trance de morir trabajando desde el corazón, acompañándola, reasegurándola de que todo estará bien y permitiendo que manifieste sus impresiones y, sobre todo, sus posibles visiones»

«Cuando la persona sabe que va a morir ya no necesita mantener la atención en el cuerpo. Sin siquiera darse cuenta, transforma el modo de percibir la realidad. Ya no necesita gastar energía para mantener el cuerpo vivo. Ahora, su conciencia está libre para percibir planos más sutiles y puede ver cosas y seres de la dimensión espiritual porque ya se halla parcialmente desprendida».

Está participando de dos planos de existencia al mismo tiempo y, si todos actuamos con naturalidad, experimentaremos un bienestar y una paz que son fruto de la serenidad de nuestras almas, tanto de las que parten como de las que permanecen aquí.

«Lao Tse decía que los muertos influencian sobre los países, sobre los gobiernos y sobre las guerras. Esto es así porque las entidades, desencarnadas terminan formando campos de influencia que actúan a distancia sobre los seres vivos. Nuestro planeta está hoy sometido a una ola de violencia, odio, dolor y devastación como nunca antes se había visto. Miles de personas mueren cada día en forma masiva y en condiciones aberrantes. Esto significa que miles de almas se suman a diario a ese campo de energía de dolor, odio, resentimiento y deseo de venganza, incitando a los pueblos a continuar con las guerras y con la violencia. Si bien nuestro trabajo terapéutico es un trabajo de hormiga, cuando ayudamos a las almas perdidas a regresar a la Luz, también estamos contribuyendo a la salvación de nuestro medio ambiente y del planeta.

Estamos limpiando y sanando el campo astral que nos rodea. Obviamente, no podemos ayudar uno por uno a todos estos seres que desencarnan en forma masiva y violenta. Pero podernos rezar por ellos, podemos pedir la Gracia de la Luz, la salvación y la liberación para ellos. Una plegaria sola no es nada, pero miles de plegarias ayudan mucho. Es energía de amor y de luz que se desprende y ayuda a estos seres a despertar a su nueva realidad.

En el mismo capítulo Lao Tse afirmaba, además, que un buen gobierno es aquel que logra establecer la paz también en este terreno. Todavía falta mucho para llegar a esa instancia, pero la evolución de nuestra conciencia, entre otras cosas, nos conducirá hacia allí. Algún día lo lograremos y, entonces, viviremos en otro planeta, pero claro, esa es otra historia.

Gracias por acompañarme hasta aquí. José Luis Cabouli».

Enlaces de interés:

https://vidaspasadas.com.ar/drcabouli/index.html

 

 

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