La vida secreta de los árboles
El gran libro de los árboles y los bosques. Descubre su mundo oculto: qué sienten, qué comunican. La edición ilustrada de un fenómeno internacional con más de 7 millones de lectores.
Peter Wohlleben, guarda forestal y amante de la naturaleza, nos cuenta en este libro fascinantes historias sobre las extraordinarias habilidades de los árboles, reúne los últimos descubrimientos científicos y habla de sus propias experiencias en los bosques.
«En los bosques suceden cosas sorprendentes: árboles que se comunican entre sí, árboles que aman y cuidan a sus hijos o a sus vecinos enfermos, árboles sensibles, con emociones y recuerdos».
Para el autor, la mejor manera de concienciar a las personas sobre la conservación de la naturaleza y los bosques es hacer que se enamoren de ella. Esta novela gráfica es un viaje a través de la vida y los árboles, nos enseña a respetar los elementos naturales y proporciona conocimientos fundamentales para la supervivencia de nuestro planeta. Una deslumbrante inmersión en la vida de los árboles y la puerta de acceso a un mundo maravilloso y frágil que debemos proteger.
«Desde hace aproximadamente 20 años, empecé a organizar pruebas de supervivencia y rutas de cabañas de troncos con turistas. Más adelante me ocupé de zonas para depositar cenizas funerarias y de reservas forestales. A fuerza de conversar con los visitantes, mi visión del bosque dio un giro de 180º. Árboles retorcidos y nudosos, que hasta entonces había calificado como poco valiosos, entusiasmaban a los visitantes. Junto a ellos aprendí a prestar atención no sólo a los troncos y a su calidad, sino también a las retorcidas raíces, a las formas de crecimiento o al suave cojín de musgo sobre la corteza».
«Para aquel que sabe que los árboles sienten dolor, que tienen memoria y que los árboles progenitores viven con sus retoños, ya no es tan fácil talarlos ni deambular con grandes máquinas a su alrededor. En mi distrito, éstas se utilizan desde hace dos décadas y sólo cuando se recolectan troncos aislados, los trabajadores consienten en realizar los trabajos con cuidado con la ayuda de caballos. Un bosque más sano, incluso puede que más feliz, es esencialmente más productivo, lo que significa al mismo tiempo mayores ingresos».
Los árboles respiran y revelan innumerables secretos. Se protegen y cuidan. Se comunican. Y cuentan con grandes aliados, como los hongos.
«Que los árboles se unan a través de las raíces es un hecho que en ocasiones puede observarse en los taludes de los caminos. En esas zonas, la lluvia arrastra la tierra y deja al descubierto la red de raíces subterránea. Científicos de Harz comprobaron que se trata de un enmarañado sistema que conecta a la mayoría de individuos de una especie y de una población. Está claro que el intercambio de nutrientes, la ayuda vecinal en caso de necesidad, es algo normal, y esto se traduce en la confirmación de que los bosques son superorganismos, es decir, una estructura similar a un hormiguero».
«Los sauces producen salicina para defenderse, la cual tiene un efecto similar, aunque para nosotros, los humanos, es más bien al contrario: la infusión de corteza de sauce puede aliviar el dolor de cabeza y la fiebre y es el precursor de la aspirina».
Las raíces de un árbol se extienden ampliamente, más del doble de la anchura de su copa. Así, se producen entrecruzamientos con las raíces subterráneas de los árboles vecinos y contactos a través de adherencias, aunque no en todos los casos, ya que en el bosque también existen almas solitarias y tipos raros que no quieren tener nada que ver con sus compañeros. ¿Pueden estos gruñones bloquear las señales de alarma simplemente no compartiéndolas? Afortunadamente no, ya que para asegurar la rápida propagación de los avisos, en la mayoría de los casos se intercalan hongos. Éstos actúan como la fibra de vidrio de las conducciones de Internet. Los finos filamentos atraviesan el suelo y lo entretejen con una densidad casi impensable. Así, una cucharadita de tierra del bosque contiene kilómetros de estas «hifas».
….si la próxima vez que pasees por el bosque escuchas un suave crepitar, piensa que posiblemente no se trate sólo del viento».
«Cuando se conocen las características de la vegetación, sus sensaciones y sus necesidades, es inevitable cambiar nuestra relación con las plantas. Los bosques no son únicamente fábricas de madera, ni almacenes de materias primas, o sólo de manera secundaria, complejos hábitats de miles de especies, tal y como practica la silvicultura actual. Todo lo contrario, porque cuando pueden desarrollarse libremente, cumplen funciones muy beneficiosas que se establecen de modo jurídico en muchas leyes forestales sobre la explotación maderera: protección y recuperación».
» Esto es en realidad lo que representa este ecosistema; la plenitud de la vida,
miles de especies entrelazadas que dependen las unas de las otras».
Asistencia Social en el bosque
Las hayas tienen la capacidad de la amistad e, incluso, pueden alimentarse las unas a las otras, afirma Peter Wohlleben.
Por su parte, Vanessa Bursche, de RWTH, en Aquisgrán, se dio cuenta de que en los bosques de hayas los árboles se sincronizan de tal manera que todos consiguen el mismo rendimiento, igualan sus debilidades y sus fuerzas. Sin importar si son gruesos o delgados, todos los ejemplares producen, con ayuda de la luz, la misma cantidad de azúcares en cada hoja.
«La igualdad se produce bajo tierra a través de las raíces. A este nivel, tiene lugar un intercambio activo. El que tiene mucho da y el que tiene poco recibe ayuda. Para ello entran en juego más hongos que, con su gigantesca estructura en forma de red, actúan como una enorme máquina de distribución. Esto recuerda un poco al sistema de ayuda social, el cual impide que los miembros más desfavorecidos de la sociedad se hundan demasiado».
Asimismo, asegura Wohlleben, «a lo largo de su vida, los árboles fuertes también enferman varias veces y entonces se quedan a merced de la protección de sus vecinos más débiles. Si éstos han desaparecido, basta con una plaga de inofensivos insectos para acabar incluso con los árboles gigantes».
«Una cadena es tan fuerte sólo como lo es su eslabón más débil. Este antiguo dicho podría haber sido enunciado por los árboles. Y como son conscientes de eso intuitivamente, se ayudan entre ellos de forma incondicional».
«Sólo cuando los ejemplares de ciertas especies se encuentran aislados casi por completo de modo que apenas crezca algún otro a su lado, pueden perder su diversidad, lo que les hace más vulnerables y, pasados unos siglos, desaparecen del todo».
El autor transmite parte de su aprendizaje directo en su experiencia como guarda forestal y observador de la vida en el bosque. Así sabemos que los árboles soportan peor la sed que el hambre; que su crecimiento es muy, muy lento y que existe un protocolo no escrito para el desarrollo de los árboles y de los demás elementos del bosque, que, en su conjunto, es la escuela donde todos aprenden. Este protocolo marca el aspecto que ha de tener para formar parte del entorno y qué es lo que se debe o no se debe hacer.
«Un ejemplar de árbol de follaje disciplinado necesita mostrar el siguiente aspecto: un tronco erguido con una dirección equilibrada de las fibras internas de la madera. Las raíces se extienden con total simetría en todas direcciones y por debajo del árbol a bastante profundidad. Las ramas laterales del tronco eran delgadas en su juventud, pero hace tiempo que murieron y han sido cubiertas por corteza fresca y nueva madera, de manera que se presenta una columna larga y lisa. Sólo en el extremo superior se forma una copa equilibrada de fuertes ramas que señalan hacia el cielo como brazos inclinados extendidos hacia arriba. Un árbol ideal como éste puede esperar que llegue a viejo».
Ese aspecto ideal tiene una razón de ser: la estabilidad. Las grandes copas de los árboles adultos están expuestas a vientos huracanados, intensos aguaceros y grandes nevadas. Estas fuerzas deben ser amortiguadas y transmitidas a través del tronco hasta las raíces, las cuales deben soportar la mayor parte y evitar que el árbol sea derribado. Para ello, se agarran con fuerza a la tierra y a las piedras. Con una energía que corresponde a unas 200 toneladas de peso, la violencia redirigida de un huracán puede tirar violentamente del pie del tronco. Si en cualquier parte del árbol existe un punto débil, se producen desgarros y, en el peor de los casos, la rotura del tronco y, con ella, la de toda la copa. Los árboles con una forma equilibrada amortiguan las fuerzas incidentes también de forma equitativa repartiéndolas por todas las partes del árbol. Sin embargo, aquel que no sigue el protocolo se mete en problemas.
A continuación, la obra ofrece detalles sobre el misterioso transporte del agua desde el suelo hasta las hojas más altas, el aire del bosque, el efecto del sol, sus otros habitantes, los suelos donde nacen y crecen, los ciclos de la naturaleza, la regulación del clima, biodiversidad y emisión de CO2, entre otros.
No obvia el autor los problemas que hoy en día acechan a nuestros bosques, aportando algunas propuestas que podrían ser viables para su mejor conservación. En suma, una investigación interesante relatada desde la pasión de quien verdaderamente ama el bosque y a sus habitantes. Una relevante aportación a la nueva Tierra que, entre todos, estamos construyendo.
Continúa la lectura de esta apasionante aventura en el siguiente enlace:
http://www.librosmaravillosos.com/lavidasecretadelosarboles/index.html
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