Bitácora de un encuentro de arrendajos en la Subbética

Bitácora de un encuentro de arrendajos en la Subbética

 

Encuentro del Proyecto Arrendajo y el Comunal en la Subbética 

 

El Universo fraguó una «Kedada»  en octubre entre Leire, Román y Mónica, en Euskal Herria, para que fuera posible el reencuentro de «arrendajos» en Carcabuey, los días 6 y  7 de noviembre de 2021. Así lo habían planeado Alicia, Félix y Carmen en la sierra de Madrid, en agosto, durante la quinta edición de la Revolución Integral.  El objetivo era iniciar la tercera temporada del Proyecto Arrendajo en la Subbética cordobesa, justo en el centro neurálgico de Andalucía. Y cuando todas las previsiones parecían indicar que tendría que posponerse, ocurrió, justo, lo contrario. El jueves, 28 de octubre, recibo un mensaje de Román: 

– Hola, soy Román, de Carcabuey. Quería hablar contigo porque me he enterado que estás organizando una visita con Félix, y sería para colaborar contigo en la organización e incluso pedir la colaboración del ayuntamiento, con un local o sala. Ya me dices algo. Saludos. 

Después de ese mensaje, conversamos por teléfono y acordamos, al menos, intentarlo. La tarde del sábado, 30 de octubre recibo otro wassap: 

-¡Habemus cartel¡ -me dijo Román-. 

 

 

Y, en otra nueva conversación telefónica, me comentó todos los progresos de la organización. Disponía de un cortijo de su familia donde podríamos alojarnos, al menos, una gran parte. Y, además, había hablado con La Zamora para que ofreciera un precio especial, si había una masiva participación, y para que nos hicieran un arroz el domingo. Y, además, había pedido al  Ayuntamiento una sala para que Félix nos diera una charla sobre el Comunal. Y, además, había invitado al cronista local, Rafael Osuna.  

– Perfecto, -me atreví a concluir ante tanta eficacia-. ¿Qué podía alegar?  ¿Habéis contado con Félix? Si. ¿Lo sabe Alicia? Claro. ¿Puedo divulgar el cartel entre los interesados? Por supuesto.  ¡Es que Leire es la caña¡ -me confirmó Alicia–. Incluso está dispuesta a bajarse con Mónica y Román, aprovechando el viaje de vuelta de ellos a Andalucía, para ultimar los preparativos. -Y, ni corta ni perezosa,  así lo hizo-. Pues, adelante. De acuerdo. Vamos a ello, esbocé entre la sorpresa y la incredulidad. Cuando estéis en Carcabuey, avisáis para que me sume al comité organizador.

 

Compartiendo un potaje de habichuelas con cardillos de la sierra  

Conocí a Leire el miércoles, 3 de noviembre de 2021. Comimos juntas en la bonita casa de Román, Mónica y sus dos hijos, Silvio y Carmelo, en Carcabuey. Me acompañaba Isabel, mi amiga y colaboradora en el Proyecto Arrendajo y otros. Compartimos mesa, mantel, un potaje para chuparse los dedos de habichuelas con cardillos de la sierra, vermú granaíno, queso vasco, gachas de Luque, risas y confidencias. Por último, atamos algún cabillo pendiente en cuanto a infraestructura e intendencia de la que ya, sin duda, iba a ser la Primera Recogida  de Bellota en la Subbética. ¡Alea jacta est!, -pensé-.

Esa misma tarde recorrimos el sendero propuesto por Román para la ruta que realizaríamos el sábado. Aquel atardecer a los pies del Pico Bermejo, la puesta de Sol que nos hizo contener la respiración y el brillo de las gotas de lluvia reciente, que aún resbalaban entre las hojas de aquellas centenarias encinas, suscitó una conexión tan mágica entre nosotros y el entorno que, definitivamente, supe que todo iría bien. Todo era y sería perfecto. Sospecho que todos los que compartimos ese hermoso paseo vivimos algo parecido. Agradecí a Román aquel  espectáculo único que había disfrutado gracias a su entusiasmo y al amor por su tierra. Y a Leire,  su impulso. 

 

Isabel y Leire descendiendo del Bermejo (3 noviembre 2021)

Leire y el rayo dorado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegó el día 

Llegó el viernes, 5 de noviembre, y, de nuevo, en torno a las 5 de la tarde, me encontraba en la casa de Mónica y Román, junto con Leire, dispuestos a subir a La Luca para preparar el alojamiento. En unas horas, llegarían desde Madrid Félix, Alicia, Pilar y Víctor.  También estaba previsto que subieran los anfitriones, los padres de Román, y unos amigos de la familia, miembros del equipo base del Proyecto Arrendajo que se constituyó en mayo pasado, Lina y Antonio. Antes, había conocido a Pepi, la encantadora madre de Román; a Vera, su hermana, y a sus sobrinos. Cuando nosotros partíamos hacia el cortijo regresaba el padre, Rafalito, como se le conoce en Carcabuey. Muy discreto y algo renuente, en apariencia,  a «estas cosas». Al día siguiente, nos demostraría lo contrario participando activamente en la tertulia posterior a la conferencia sobre El Comunal. 

 

La Luca 

Mi encuentro con La Luca y el cortijo de la familia de Román fue otra agradable sorpresa. Está enfoscado en piedra y la gran chimenea abierta me recordó a los viejos cortijos que conocí en mi infancia, al otro lado de Las Buitreras y del Lobatejo: El Valle, La Nava, El Monte de los Leones, El Canalizo, El Navazuelo y La Viñuela. Anochecía y, desde aquella privilegiada atalaya,  la perspectiva era impresionante. El valle se veía inundado de un mar oscuro de  olivos y salpicado de  luces refulgentes,  que daban a los pueblos cercanos (Carcabuey, Priego, algunas de sus aldeas, y el más lejano, Alcaudete, ya en la provincia de Jaén) un aspecto casi mágico, como de cuento.

 

 Puesta de Sol en la Subbética desde el Picacho de la Sierra de Cabra

 

Atardecer desde la Luca. Fotografía central: Carcabuey y su impresionante castillo  

 

En animada tertulia junto al fuego 

Perdí la noción del tiempo a partir de ese momento. Tan en mi salsa me sentí en aquel espacio, que no tuve constancia del paso de las horas. En principio, cada quien se afanó en su tarea.  Román encendió la candela. Mónica y Leire acabaron de preparar la cena. Yo me ocupé en otros quehaceres domésticos. Todo estuvo listo con suficiente antelación para cuando empezaron a llegar los huéspedes esperados.  La velada transcurrió como yo recordaba las noches en los cortijos. A la cena siguió una animada charla, junto al fuego. A veces, cuando la conversación amainaba, se escuchaba el crepitar de la leña ardiendo en el hogar. Afuera, silencio, oscuridad y frío. Y las estrellas radiantes en el cielo. Sólo se oía el ulular de alguna lechuza y el tintineo de algún cencerro. El corral de las cabras estaba cerca. 

 

Un amanecer extraordinario

El amanecer nos descubrió un paisaje extraordinario, imponente, sensacional, además del divertido espectáculo acrobático de las cabras encaramadas a la roca y las habilidades de Román para conseguir la leche del desayuno de la fuente más directa y natural, ordeñando a sus cabritas.   

 

 

 

Después de un saludable desayuno molinero, como se dice en Andalucía, partimos raudos al punto de encuentro para iniciar la primera bellotada del Proyecto Arrendajo en la Subbética cordobesa. En La Charcuela, encontramos a Paco, amigo de Lina y Antonio, que venía del vecino Priego;  a Isabel, de la coqueta aldea de El Cañuelo; a Nati y a Sergio, de Montilla, la tierra de la denominación de origen de los vinos cordobeses; a Heli, de Coín (Málaga) y a Paulino, de Vélez Málaga. Saludos,  presentaciones y caminito al Pico Bermejo con todo el equipamiento necesario.  

 

          Alicia, Pilar, Victor, Félix, Isabel y Heli en el momento del encuentro en La Charcuela  

 

Paulino y Félix

Leire, Sergio y Nati; Lina y su perro, Río; Paulino y Félix; Román, Paco y Antonio

 

 

Y comienza la caminata desde el pie del Pico Bermejo hasta la fuente de la dehesa Vichira:

 

Después de una discreta subida entre olivares, encontramos las primeras encinas, chaparros, quejigos, coscojas y demás vegetación del bosque mediterráneo. A medida que avanzaba la marcha e íbamos introduciéndonos en el monte bajo, fuimos descubriendo ejemplares cada vez más interesantes.

 

Félix y Alicia comienzan a dar sus primeras lecciones y consejos, fruto de su experiencia en esta práctica. 

 

 

 

 

 

Localizados los mejores ejemplares, comienza la recogida con algarabía y alborozo.  

 

 

A lo largo del camino, también aprendimos de las muchas facetas de Leire. 

 

 

Una ruta de montaña con vistas impresionantes al corazón de Andalucía 

Y, continuando monte arriba, llegamos a una espléndida explanada, vergel de vegetación, con impresionantes y sorprendentes vistas de una de las rutas montañeras más agrestes y escarpadas del Parque Natural de las Sierras Subbéticas cordobesas (la GR7). Se desarrolla en el sector meridional de estas montañas, en las alineaciones o cuerdas denominadas Sierra de la Horconera, donde además se dan las mayores altitudes del Parque y de la provincia de Córdoba, con la Tiñosa (1.568 m) y el Pico Bermejo (1.474 m). Junto al Lobatejo (1.380 m), situado justo en frente, dirección norte,  son atalayas inigualables donde podemos contemplar gran parte de Andalucía.

 

El Lobatejo, La Tiñosa y El Bermejo son los picos más altos de la provincia de Córdoba  

 

 

La Dehesa Vichira y el Jardín del Moro

La última parte del recorrido nos adentramos en bosquetes y dehesas de encinas y quejigos centenarios, viejas cortijadas serranas, campos de labor y pasto de rebaños de cabras, vacas y ovejas, como la dehesa Vichira.  Cerca de la cortijada de Vichira, se encuentra la encina homónima, incluida en el catálogo de árboles y arboledas singulares de la provincia. La Encina del Cortijo de Vichira destaca por su perímetro de tronco, que alcanza casi los 5 metros, y una edad próxima a los 500 años. Aunque hoy quedan sólo tres ramas principales, puede observarse la cicatriz de una cuarta que tuvo dimensiones importantes.

Poco después pudimos contemplar, a cierta distancia, el aljibe almohade del Jardín del Moro, la pincelada antrópica de tan agreste paraje.

 

Muralla almohade del Jardín del Moro

 

Algo de información sobre el Jardín del Moro: http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/resumen.do?id=i2272

 

Según consta en una guía de senderos del Parque Natural, “recorrer el Camino Viejo entre Priego de Córdoba, Carcabuey y Rute es toda una experiencia, y una oportunidad para acercarnos a la historia y al patrimonio natural y cultural de las Sierras Subbéticas. El sendero GR7 cruza el parque natural en su vertiente meridional, y discurre en la zona de contacto de los olivares subbéticos y las abruptas pendientes de la Sierra de Horconera, la más elevada de la provincia cordobesa. La vista de paisajes, extensos e ilustrativos, y de aves rapaces son dos seguras recompensas del camino. Avanzaremos por las faldas del Pico Bermejo, cuyas escarpadas y rocosas laderas flanquean el lado izquierdo del camino, en las que la vegetación arbórea es escasa, hasta llegar al cortijo de Vichira, que cuenta con una fuente-alberca rodeada de almendros, donde en época de lluvias abundan los sapos”. 

Fuente:  Wikiloc _ Ruta Circular Pico Bermejo (Sierra de la Horconera, P.N. Sierras Subbéticas de Córdoba)

 

Fin del recorrido: La fuente del cortijo Vichira 

La fuente  del cortijo Vichira es una preciosidad y está rodeada no sólo de almendros. En su extenso prado, abundan frutales como el membrillo, (recuerdo a los lectores foráneos que Carcabuey es el paraíso del membrillo, fruto que tras su recolección se prepara en diversas formas y envasa en fábricas de la vecina localidad de Puente Genil). En la zona de la dehesa Vichira que antiguamente se destinaba a huerto, justo por debajo del manantial, también encontramos granados, perales, manzanos, parras, caquis, nísperos;  una amplia oferta de frutas que pudimos degustar después de un campero almuerzo compartido junto a la fuente.

Tengo que decir, para concluir este primer capítulo de la «Bitácora de un encuentro de arrendajos en Carcabuey»,  que el ambiente durante toda la mañana fue tan estupendo como el propio tiempo atmosférico. El día había amanecido bastante frío, pero fue aumentando la temperatura al mismo ritmo que el grupo ascendía alegre y dicharachero por el frondoso sendero del Bermejo. Fue una jornada de mucho aprendizaje, disfrute de los sentidos y distendida convivencia, el mejor punto de partida para el Proyecto Arrendajo en la Subbética cordobesa.

Gracias a todas las personas que lo hicísteis posible. Tanto a las que estábais presentes  como a las que lo compartíais desde la distancia. El próximo encuentro,  más y mejor. Seguimos. 

 

 

 

 

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