“Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras altas a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos seis mil pies. Durante el día te sentías a una gran altitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eran límpidas y sosegadas, y las noches frías”.

(Memorias de Africa, libro de Isak Dinesen, el seudónimo literario de la escritora danesa Karen Blixen)

 

 

 

Como Meryl Streep en la película, yo tenía un jardín salvaje en la Subbética cordobesa, al pie de las colinas del Lobatejo y Pelpite, desde el que divisaba la majestuosa Tiñosa y  las cumbres blancas de Sierra Nevada en invierno. En las noches de verano, bajo las estrellas, contemplaba las luces de pueblos y aldeas que emergían del valle como luciérnagas: Priego, Carcabuey, Zagrilla, El Cañuelo…… Y presentía el destello de otros asentamientos humanos cercanos, al otro lado de las montañas: Cabra, Lucena, Doña Mencia, Zuheros, Luque, Almedinilla, Rute …..

 

 

Los atardeceres eran mágicos. Y el amanecer……, una rosa blanca extendiendo sus pétalos, suavemente, desde riscos  jienenses

 

Yo disfrutaba de  un lugar en la Tierra tan hermoso que siempre anhelé compartirlo con quien supiera apreciar su inmensidad, que quisiera cuidarlo y protegerlo. Así surgió el proyecto del Bosque-Jardín Subbético.

Al redactar el primer esbozo, descubrí que había una fuerza mayor que lo impulsaba. Era mi padre. Allí, en el aroma del tomillo y el romero, bajo la fortaleza rocosa de Pelpite, reencontré su espíritu, su tenacidad, su constancia, su honestidad, su compromiso y su valentía. Su lealtad a una tierra, a unos valores, a una forma de vida y de entender la estrecha relación entre el ser humano y la madre Naturaleza.

Es más, según fui avanzando en su concreción, detecté que el lugar albergaba a otros guardianes que reclaman su espacio. Se llamaron en sus recientes estancias en la Tierra Constanza, Rafael y Enrique. Todos ellos  tienen su mirador escogido allí arriba. Porque aquello es tan suyo como mío, como de todas las personas que han sabido, saben y sabrán amarlo.

Cuando por intuición o reflexión inicio una nueva senda nunca sé cuál será la meta realmente. Por supuesto, esta vez no es distinto. Sólo sé que me esperan aventuras fantásticas y personas maravillosas en el camino. Los malos ratos, los obstáculos, las dificultades, al final, se olvidan. O te ayudan a aprender la lección.

Algunas de las protagonistas de este cuento forman parte del guión mucho antes de que conocieran el lugar y el proyecto. Se llaman Isabel, Lucía y María. También Sergio. No me preguntéis por qué. Aún no lo sé. Tal vez tenga algo que ver con un curso de milagros, el camino de regreso a Casa o la esencia del Ser. Sabéis mejor que yo, que todo nos será revelado cuando corresponda.

Otras almas amigas forman parte de él desde siempre, aunque algunas no conozcan aún ni el sitio. Son Elisa, María José, Vicente, Victor, Milagros, Sole, Pepa y Toñi. Ellas son mi familia terrícola.

Joe tampoco lo sabía. Pero, un escocés experto en orquídeas de la serranía andaluza es imprescindible en nuestro jardín.

Algunos personajes aparecieron en este cuento apenas hace unos meses.  Se llaman, por orden de aparición en escena, Miguel, Francis, Lola y Antonio Jesús. Ellos tramitan, gestionan, inspiran la faceta artística del proyecto y lo conectan a la fuerza juvenil de la asociación  Lucus. Y a la sabiduría sobre la riqueza arbórea de nuestros montes y bosques.

En las últimas semanas, como si el director de esta película hubiera dado la señal de arrebato, el argumento se anima con incorporaciones inesperadas como las de Gabriel, Antonio y Lina, y sus socios en Etnika: Román y Mónica (con gratísima sorpresa añadida por ser la hermana de quien es).

La Tiñosa y sus impresionantes encinas, quejigos y castaños llegan para ampliar el marco geográfico y la bioconstrucción para materializar lo etéreo, para poner negro sobre blanco, cal sobre piedra, madera y adobe.  Las difusas ideas iniciáticas cobran todo su sentido.

Parecía que el círculo estaba cerrado y, sin embargo, irrumpen en el escenario Juan y Félix, con la fuerza del proyecto arrendajo y el impulso energético del arte zahorí y la geobiología consciente. Gracias a ambos por esta visita tan reveladora.

Pero …… aún faltaban personajes en nuestro cuadro. De nuevo, yo no sabía por qué ni para qué. Pero, cuando les vi llegar, pensé: por algo será. El Maceta, inesperadamente, venía acompañando a Chele,  el día 21 de mayo de 2021 al cortijo de la falda sureste del Lobatejo donde habíamos quedado para comernos un arroz.

¿Maceta?. Pues, claro. ¿Cómo iba a faltar El Maceta en nuestro jardín, con su gracejo y sabiduría popular?

 

Fernando, el consciente director del balneario de Alicún de las Torres, en Granada,  y sus hijos: Helena, Álvaro y Gonzalo, aterrizaron al día siguiente. Claro, -concluí-. ¡¡¡¡Nos faltaban niños¡¡¡¡ Y allí estaban también.

En el camerino, en espera de su turno, permanecen otros personajes del cuento. Como la generosa May, que antes de visitarnos ya ha ofrecido los retoños de las vigorosas encinas y castaños criados en la sierra de Huelva para repoblar la subbética cordobesa.

Las fuerzas de la Naturaleza, los espíritus elementales del bosque, las almas que guardan el lugar y los consejeros celestiales se han confabulado para hacer posible este primer encuentro de nuevos arrendajos subbéticos o de jardineros fieles. Todos habéis estado presentes de una u otra forma en esta primera convocatoria. Por ello, doy gracias.  

Ahora, toca desarrollar la trama de esta película que, en mi opinión, va mucho más allá de la recuperación del bosque autóctono perdido en Iberia, de la creación de un jardín energético en la Subbética, de acometer la rehabilitación sostenible de un viejo cortijo andaluz con piedra, tierra y paja en un parque natural o de activar un recorrido botánico singular en Carcabuey.  

 

“Estamos aceptando nuestra responsabilidad para permitirnos evolucionar en armonía con nuestro entorno”

 

Esta última idea se la he tomado prestada a Juan Sáez de su página “Arte Zahorí”. Con tu permiso, Juan.

¿Os apetece el reto?

 

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