El fin de la realidad, según Emilio Carrillo

El fin de la realidad, según Emilio Carrillo

EL FIN DE LA REALIDAD.

Informe de actualidad del primer trimestre de 2023. APUNTES PARA LA EXPOSICIÓN. Emilio Carrillo

REFLEXIONES PRELIMINARES

La guerra de Ucrania

Habida cuenta de que se acaba de cumplir un año de la invasión de Ucrania, más de uno pensaría que este Informe Trimestral se detendría en ello de manera muy especial. Pero no va a ser así. ¿Por qué? Pues debido a que en este conflicto bélico concurren circunstancias difícilmente explicables que apuntan a la posibilidad de que nos encontremos ante una nueva manipulación de los de siempre. Esto es, ante un evento que quizás se esté utilizando en pro de finalidades ocultas muy diferentes de las que divulgan las instancias oficiales y los medios de comunicación de masas. Por esto, lo único que aquí se va a resaltar sobre la guerra de Ucrania es la existencia en ella de una contradicción flagrante y cada vez más evidente:

Porque, por un lado, cumplido, efectivamente, un año desde el inicio de guerra, han ido cayendo una a una la totalidad de “líneas rojas” que Rusia ha ido definiendo como infranqueables a lo largo de la misma, amenazando, en caso de que fueran rebasadas, con la utilización de todo su potencial militar. Algunos ejemplos de tales líneas rojas son: nada de proporcionar misiles a Ucrania desde Occidente; tampoco darles tanques; ojo con atacar en Crimea, donde el puente es intocable; ni pensar en golpear en suelo ruso; etcétera… Sin embargo, el puente de Crimea fue pasto de las llamas; Ucrania ha recibido una amplia variedad de armamento, misiles y tanques incluidos; y, más recientemente, drones ucranianos han ‘llovido’ del cielo en diversos puntos del Rusia, que, además, sufrió el pasado 2 de marzo una incursión por tierra en su territorio en dos pueblos fronterizos.

Pero, por otro, los expertos insisten en que Rusia cuenta con el mayor arsenal de armas nucleares del planeta, incluidas armas nucleares tácticas que pueden ser usadas selectivamente contra objetivos militares muy específicos (fuerzas terrestres enemigas, enclaves fuertemente defendidos o difíciles de abordar con armamento convencional, convoyes de suministro…) o como forma de “marcar territorio” y desmoralizar psicológicamente al adversario. Valga como botón de muestra al respecto esta entrevista a Scott Ritter, que ha sido inspector de armas de la ONU y oficial del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, sobre las capacidades de Rusia en materia de armas nucleares, misiles hipersónicos, vehículos de hiperdeslizamiento y sistemas antiaéreos. En ella, Ritter reitera que Rusia está muy por delante de Occidente en tecnología de armas, tanto ofensivas como defensivas y que, si decidiera lanzar armas nucleares contra ciudades occidentales, no hay nada en el arsenal militar defensivo de EE.UU. que pueda impedir que esos misiles alcancen sus objetivos:

https://www.naturalnews.com/2023-03-02-ukraine-russia-nato-and-nord-stream-mike-adams-interviews-scott-ritter.html

Atendiendo a todo lo cual, hay que volver a reiterar, ahora con más razón si cabe, el interrogante que ya se planteó en el Informe Trimestral de septiembre de 2022: ¿estamos realmente ante una guerra o asistimos a un simulacro de confrontación bélica? Y, como entonces se expuso, es obvio que las víctimas y la destrucción son reales y es algo que merece toda nuestra repulsa y solidaridad. Pero ¿por qué los invasores se muestran tan comedidos en la utilización de su fuerza y admiten impávidos que se vayan saltando todas las líneas rojas que han ido fijando durante el conflicto?

Dejamos aquí la pregunta para que cada cual aplique su sentido común y su discernimiento. Pero lo que a estas alturas resulta indudable es que, después de la propia Ucrania, Europa –no Estados Unidos, ni China, ni siquiera la propia Rusia- está siendo la gran afectada por esta guerra hasta el punto de ser la única zona del planeta que durante 2023 puede experimentar la recesión económica.

De virus y pandemias

En paralelo, es igualmente probable que más de uno esperara que este Informe se centrara en todo lo relativo al Covid, a posibles nuevas pandemias, como la que prevé Bill Gates, como consecuencia de un ataque bioterrorista, o el vigente exceso de mortalidad. Pero tampoco va a ser así. Y el motivo es el mismo: la sospecha razonable de que con estos asuntos quizás se nos esté manipulando y distrayendo de los temas auténticamente importantes. Lo único que en este campo temático sí debe ser destacado es un asunto que, para evitar en lo posible que este Informe sea censurado en las redes sociales,  –como ya sucedió con el de diciembre de 2022-, se comparte transcribiendo literalmente la información ofrecida por el diario El Mundo el 14 de febrero bajo el titular  «La mortalidad se dispara a límites del pico de la pandemia».

Una explicación lógica es que las tres primeras olas de mortalidad (primavera 2020, otoño-invierno 2020-2021 y otoño-invierno 2021-2022) fueron provocadas por el Covid; y las dos últimas -verano 2022 y otoño 2022-, por las vacunas. Pero, ¿y si hubiera otra causa distinta de las anteriores que explique a la vez los cinco picos extremos de mortalidad enunciados y que no tenga nada que ver ni con el Covid ni con las vacunas?

Se deja aquí este interrogante, como se hizo sobre por qué los invasores rusos admiten impávidos que vayan saltando por los aires todas las “líneas rojas” que han ido definiendo, para que cada cual aplique su sentido común y su discernimiento. Quizás sirva de ayuda para orientar y fomentar adecuadamente tal aplicación el hecho de que oficialmente se empieza a reconocer que el virus del Covid no tuvo causas naturales, sino que fue producto de un laboratorio.

El Departamento de Energía de EEUU afirma que el covid salió de un laboratorio chino
Fuente: El Confidencial, 27/02/2023:

¿Se acuerdan de las “armas de destrucción masiva” cuya teórica posesión por Irak sirvió de excusa a Estados Unidos, en marzo de 2003, para atacar el país? (https://georgewbush-whitehouse.archives.gov/news/releases/2003/03/20030322.html). Varios años después, en vez de camuflar que se trataba de una gran mentira –lo que al gobierno norteamericano, culminada la invasión, le hubiera resultado sumamente fácil-, se reconoció el engaño: tales armas nunca llegaron a existir.

Pues bien, la misma historia se repite ahora: tras haber insistido en que el virus del Covid fue resultado de una transmisión natural, descalificando rotundamente a aquellos que sostenían la tesis de que había surgido de un laboratorio, ahora se reconoce oficialmente la falsedad de aquella teoría y se divulga que realmente salió de un laboratorio y tuvo, por tanto, un origen artificial. Y es que estamos, sin duda, en la Sala de los Espejos, donde todo está a la vista para quien quiera ver, pues es la única forma de que nuestras acciones
y omisiones tengan repercusiones álmicas.

El fin de la realidad

Lo cierto es que mientras los grandes medios de comunicación mantienen entretenida a la gente con los manidos titulares del “Miedo Global” -guerra de Ucrania, tensiones geopolíticas internacionales, cuitas políticas de cada país, amenazas terroristas, posibilidad de nuevas pandemias, impactos de un cambio climático del que se habla mucho, pero ante el que no se hace nada, etcétera-, la Agenda 2030 –la verdadera, la que se esconde tras declaraciones de intenciones tan hermosas como falsas- continua avanzando a paso firme. Un marco en el que durante los primeros meses de 2023 han proliferado los datos e informaciones relativos a uno de los aspectos más sobresalientes de la ciada Agenda: la división de la humanidad en subespecies que, todas ellas, serán infrahumanas y estarán “enchufadas” a una realidad que no será tal, sino donde todo –incluso el dinero- será virtual. Es por esto que este Informe se titula El fin de la realidad. Y a partir de aquí, se va a dividir en seis apartados:

1. La humanidad se encamina hacia su división y segregación social en subespecies: probablemente a finales de este siglo seremos cuatro especies humanas.
2. Mucha gente valora positivamente los “avances” hacia tamaña distopía: el 40% estaría dispuesto a seleccionar embriones de fecundación in vitro en función de sus aptitudes intelectuales.
3. A la par que se engancha a lo virtual: así serán los próximos 10 años de la inteligencia artificial.

4. Y todo se prepara para que hasta el dinero sea digital: así es el “monedero” que prueba la Unión Europea.
5. Recapitulación: transhumanismo y enfriamiento del espíritu humano.
6. ¿Qué hacer?: ellos, a lo suyo; y nosotros, a lo nuestro.

RECAPITULACIÓN: TRANSHUMANISMO Y ENFRIAMENTO DEL ESPÍRITU HUMANO

Estamos en una sociedad que, lejos de compartir la visión y la convicción del ser humano en su doble dimensión imperecedera y perecedera, ha matado a Dios, en expresión de Friedrich Nietzsche. Con lo que el gran filósofo germano no aludía a la muerte de Dios en sentido estricto, sino a la muerte de la idea de Dios. Esto, el destierro y la expulsión, tanto en la vida individual como colectiva, de toda percepción y noción de transcendencia sobre la existencia.

A partir de lo cual, era inevitable que una sociedad que ha “matado a Dios” lo sustituyera con “becerros de oro” que, de algún modo, cubrieran esa ausencia y suplieran tamaño vacío existencial. Ha sido así como la salud y la tecnología se han convertido en tales “becerros de oro”, es decir, en los nuevos dioses que la humanidad venera en la creencia de que le aportarán una dinámica de vida distinta y un nuevo “orden” de paz, seguridad y bienestar personal y social:

+Una salud fundamentada en parámetros exclusivamente materialistas y sumida en una curiosa: de un lado, su indicada deificación; y de otro, el desempoderamiento personal y social con relación a la misma.

+Una tecnología que de por sí no es un problema, sino que este proviene del uso que se hace de la misma en el marco de un contexto
socioeconómico y de un entramado político-institucional dirigido por una muy minoritaria élite y que tienen como señas de identidad el egoísmo y el egocentrismo, la injusticia y la desigualdad social y el dominio y el control ciudadano.

Y llegados a este punto, era igualmente irremediable que el denominado “transhumanismo” surgiera en todo su esplendor. Su objetivo final sería cambiar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnologías que mejoren las capacidades físicas y mentales de las personas hasta transformarlas en seres con extensas facultades y merecedores de la etiqueta de ser llamados “posthumanos”. Con base en lo cual, se aboga por la sustitución de la humanidad actual por otra “mejorada” y “perfeccionada”.

Pero,  detrás de esto, no es oro –nunca mejor dicho- todo lo que reluce. Basta con releer Un mundo feliz, de Aldous Huxley y 1984, de George Orwell, para percatarse de la enorme semejanza de la humanidad transhumana con la distópica, alienada y sufriente descrita en ambos textos. Y es que, sumando los argumentos de ambos, podemos ver en toda su crudeza la verdadera faz de la sociedad transhumana: sojuzgada por el férreo control tecnológico, reprimida por el autoritarismo del pensamiento único, radicalmente desigual –con una pequeña élite que disfruta de todos los privilegios y una masa marginada y domeñada-, aferrada a la distracción y el entretenimiento virtuales para disfrazar su miseria vital y su mentira existencial, anulada en su creatividad e incapacitada para plantearse cuestiones y realidades que vayan más allá de lo puramente material.

De todos estos peligros del transhumanismo y al hilo de lo que se ha venido exponiendo, destacan la división del género humano en subespecies y el nuevo tipo de segregación social que ello implicará. Pero a ambos hay que sumar un tercero que, por importante que sean los otros dos, es sin duda el más grave: la conversión de todas las personas, con independencia de la subespecie y escalón social al que puedan pertenecer, en seres infrahumanos, esto es, desprovistosde una visión transcendente de la vida y la existencia y de la consciencia de su ser imperecedero y aferrados a su pequeño yo físico, emocional y mental y la personalidad a él asociada, llenos de miedo a muerte y obsesionados con alargar la esperanza de vida a costa de lo que sea.

El telón de fondo de fondo y la consecuencia de todo lo enunciado será el enfriamiento del espíritu humano: la frialdad, la dureza y la rigidez del materialismo más exacerbado; personas prosaicas, secas, reaccionarias, materialistas en sus obras y endurecidas en sus pensamientos, sus sentimientos e, incluso, sus cuerpos; y un género humano endurecido, mecanizado, virtual, artificial, fantasmal, desprovisto de libertad y transcendencia y sumido en una especie de vida reactiva-instintiva.

¿QUÉ HACER?: ELLOS, A LO SUYO; Y NOSOTROS, A LO NUESTRO

Ellos, a lo suyo. Desgraciadamente, no dan más de sí. Sin justificar, por supuesto, el dolor y el sufrimiento que generan ni caer en la indiferencia, debemos proyectarles desde el corazón una gran Compasión porque en su ansía egocéntrica están arruinando sus almas.

Y nosotros, a lo nuestro. Sin dejarnos arrastrar por sus cantos de sirena y procurando desconectar de sus paradigmas, sistemas de creencias y pautas de vida; firmes en nuestras convicciones éticas y espirituales; confiando plenamente en la Vida y sabiendo que todo, también tanta distopía, tiene un sentido profundo en clave de la evolución consciencial individual y colectiva; posicionados en el centro de huracán; y sacando lo mejor de nosotros mismos, mediante una práctica de vida consciente y coherente con los atributos y cualidad de nuestro genuino ser. En definitiva, siendo semillas de la nueva humanidad que ya es un hecho irreversible y se hará realidad exactamente cuando corresponda en el marco de los ciclos humano y de la Madre Tierra.

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