La Alquimia

 

La Alquimia, según la Tradición, es la ciencia de Dios mismo, y son muy pocos los que pasan por el estrecho sendero que conduce a la Iluminación. Así lo enseñó Hermes Trismegisto hace muchos siglos cuando, según la tradición hermética, dijo a sus alumnos: …” Os enseñaré todas las ciencias y artes, incluidas Astrología, Kábala, Artes mágicas… pero hay una sola Ciencia que deberéis guardar en lo más profundo de vuestro corazón: La Alquimia…”

Orígenes

La palabra moderna Alquimia y sus diversas traducciones a los idiomas occidentales modernos (Alchimie, alchemy, alchemien) deriva directamente del árabe Al Kimiya, La Química, que con la partícula delantera “al”, denota admiración. De su traducción al inglés, Alchemy, también se ha considerado que podría corresponder a los vocablos “all” y “chemy”, química del  Todo.

Sin embargo, el origen de la palabra “Alquimia” se remonta mucho más atrás. En la antigua China, según algunos, existían los vocablos “yin” y “yak”, “semilla”. En el hebreo, existe la acepción “ki- mi -jah” (porque de Dios). Aunque la palabra moderna derivada del árabe parece provenir más bien del egipcio Khem, “fuego”.

En Egipto, la ciencia hermética fue omnipresente. Estaba en sus antiguos templos. Fue práctica habitual de sus dioses. Se menciona en su mitología y está relacionada con la misma historia natural del país. El ciclo anual de inundaciones del Nilo, que dejaba un limo oscuro a ambos márgenes del gran río, sobre el cual crecían fértiles las cosechas y la riqueza del país, sin duda fue una gran fuente de inspiración para los sabios, filósofos y sacerdotes del país de las Pirámides. Este recuerdo ha perdurado tanto que los colores de la actual bandera del país son los de la Gran Obra de los alquimistas.

Todo este saber, más la tradición y las corrientes filosóficas heredadas de la India, Próximo Oriente, Persia, Grecia, confluyeron en la escuela de filósofos de Alejandría, de donde se considera que proceden los primeros alquimistas históricos reconocidos como tales (siglos I-V después de C.): Hermes, Cleopatra, María, Zósimo, Ostanes, Demócrito, entre otros de los cuales hemos heredado las bases de la filosofía, teoría y tecnología alquímica.

Definición

Según el diccionario, la Alquimia es la Ciencia que se ocupa de los orígenes, causas, mecanismos y objetivos de los fenómenos naturales.

Esta Conocimiento se origina en Occidente por los postulados de la Filosofía Hermética, es decir, Filosofía o Metafísica proveniente de Hermes Trismegisto, maestro de la Sabiduría del Antiguo Egipto.

Hay otros modos de definir la Alquimia igualmente válidos, como el que postula que «la Alquimia es la parte de la Filosofía Natural más esotérica y escondida, que tiene como objetivo producir las más potentes medicinas que se pueden conseguir de la Naturaleza, del reino mineral, vegetal, e incluso animal”.

La Filosofía Natural, históricamente, procede de las observaciones de los llamados filósofos naturalistas griegos, como Tales, Heráclito, Anaxímenes, Empédocles, y aun otros, como Parménides, Aristóteles, desde el siglo VI hasta nuestra Era.

La Alquimia se encuentra también implícita en la Tabla Esmeralda de Hermes, descubierta según la Tradición por las tropas de Alejandro Magno en el siglo III, a los pies de la Gran Pirámide, aunque su origen es mucho más antiguo, pues en este texto no sólo está implícita la Filosofía Natural sino también las Artes Herméticas (astrología, alquimia, magia, teúrgia, kábala).

En base a todas estas fuentes, la alquimia puede definirse como «elevación de la materia hacia su estado de Ser Superior”. Es decir,  “elevación de las vibraciones de la materia viva (minerales, vegetales y animales), mediante el conocimiento de la Filosofía natural, y sustentada en la Filosofía hermética.

«Menstrum Universale» o «Lapis Philosophorum» 

Esta Ciencia trata, en suma, de las fuerzas de la naturaleza y de las diversas condiciones en que aquéllas obran. Sienta como principio la existencia de cierto Disolvente Universal, por cuyo medio todos los cuerpos compuestos se resuelven en la sustancia homogénea de la cual fueron producidos, estancia que recibe el nombre de Oro Puro o Summa Materia. Este Disolvente, llamado también “Menstrum Universale”, tiene la virtud de expeler del cuerpo humano todo germen de enfermedad, de renovar la juventud y prolongar la vida. Tal es el Lapis Philosophorum o Piedra Filosofal.

Se dice que el objeto de la Alquimia es transmutar en Oro puro los metales groseros, pero su significado es puramente psíquico y espiritual; el alquimista concentra todos sus esfuerzos en la transmutación del cuaternario inferior o personalidad del Hombre en la divina Trinidad superior, el verdadero Individuo espiritual. Hace bueno al hombre porque arranca de él sus imperfecciones, tornándole generoso, manso, justo, prudente, recuperando la nobleza original de la condición humana y devolviéndole a su dignidad primordial.

Se funda en una visión eminentemente cosmológica. Representa la etapa del camino que conduce al objetivo central, el arte de trabajar con la naturaleza sobre los cuerpos, para perfeccionarlos. La sublimación en el Hombre opera a través de siete grados o estadios del proceso alquímico, símbolo del Camino Iniciático, de las tinieblas a la luz tal como del plomo al oro, de la ignorancia a la Sabiduría.

El alquimista debe visitar su alma, penetrar en lo más profundo de sí mismo, realizando una labor oculta y misteriosa, para encontrar la piedra dentro de sí. La Gran Obra es la unión con Dios, el acceso a la inmortalidad, aprendiendo cómo un ser humano desarrolla los poderes divinos. Las imágenes en Alquimia representan la evolución del ser interior, siendo la materia a trabajar la propia personalidad.

La Alquimia filosófica enseña en su faz inteligente a investigar, no la apariencia de las cosas, sino sus ocultos principios formadores. Se habla de la elevación (estado incorpóreo) y de la caída (estado visible) de los elementos y sus compuestos.

Como Arte Regia y Obra práctica, devuelve al hombre los poderes perdidos con la “caída”, creando un “nuevo hombre”, que aunque mortal, tiene la capacidad de ascender a los Cielos y ganar su inmortalidad consciente.

No es la obtención de riquezas lo que motiva al alquimista, aunque hay certeza histórica de la consecución del oro, sino la ayuda que puede prestar a los otros reinos evolutivos de la naturaleza a través de las transmutaciones, sin olvidar la suya propia.

Las fases de la Obra corresponden a las etapas de la Iniciación. Conseguir la Piedra Filosofal es el objeto y fin del alquimista. Místicamente, significa la transmutación de la naturaleza animal o inferior del hombre en la naturaleza divina y más elevada. Es la culminación de la Obra Secreta en el perfecto hombre espiritual

Tipos de alquimia

La Alquimia es un tronco común de muchas disciplinas. En un principio, la Alquimia era la misma ciencia Divina, la ciencia o saber con la que Dios había creado el mundo. Y ella englobaba muchos aspectos del ser. Hoy día, desligados del tronco común, no tenemos más remedio que intentar hacer una clasificación de las ramas que han pervivido. Las hay puramente físicas, de laboratorio, que trabajan con materias minerales (llamadas con el nombre genérico de Alquimia propiamente dicha), materias vegetales (llamada con el nombre genérico de Espagiria), e incluso materias animales.

Hay otras vías alquímicas que trabajan con la energía interna del cuerpo humano. Por ejemplo, el Nei Dan chino. También podría entrar en esta categoría el Yoga hindú en varias de sus ramificaciones (Tantra yoga, Hatha yoga, Raja yoga). El Tantra yoga trabaja con la energía sexual para sublimarla. El Hatha yoga, con la energía pránica con la misma finalidad. Y el Raja yoga con la energía mental. Las hay también  puramente espirituales, en el sentido de trasmutar el alma caída en este planeta de energía densa e imperfecta a sutil y perfecta. En este camino podríamos citar el cristianismo puro, el budismo y otros, que han devenido en religiones, muchas de las cuales conservan el simbolismo alquímico original sin ser conscientes de ello sus practicantes.

Hay que tener en cuenta que estas vías alquímicas se relacionan entre sí y tienen en común su meta de elevar la vibración de la materia y energía para hacerlas más acordes y armoniosas con el Creador. Cada una de estas vías tiene algo en común con otras, sea el lenguaje, sea la simbología, sea el modo de operar a diferente nivel.

Quizás, la alquimia mineral sea la más completa, pues, no sólo tiene en cuenta las operaciones de laboratorio para elevar la materia a su más alto grado de vibración, sino también la del operante. Es decir, alquimia y alquimista en este caso van estrechamente unidas. No hay alquimia real de laboratorio propiamente dicha si no le acompaña una alquimia espiritual, una alquimia personal en el propio operante.  Incluso, existen tipos de alquimia espiritual que, desdeñando por completo el laboratorio, toman solamente la alquimia como un proceso interno de trasmutación del alma, y otros como un proceso de trasmutación puramente mental.

Entre las primeras, derivadas principalmente de los estudios e interpretaciones del psicólogo suizo Carl Gustav Jung y de antiguos textos de alquimia china y europea medieval, tenemos las modernas alquimias espirituales rosacruz, masónicas, y otras. Entre los segundos, los que toman la alquimia como un puro proceso de trasmutación mental, tenemos los hermetistas estudiantes del Kybalión.

Los textos herméticos principales conservados son la Tabla Esmeralda, de Hermes Trismegisto, y el Kybalión. Sin olvidar el Corpus Hermeticum y el Libro de Toth.

En la Tabla Esmeralda se sientan las bases principales de la alquimia de laboratorio, particularmente la Alquimia mineral, pero también la vegetal, y aun las otras disciplinas consideradas tradicionalmente herméticas: la Astrología, la Teúrgia, la Magia y la Kabbalah. Todas son coparticipes de la trasmutación espiritual del alquimista. 

La Alquimia tradicional en Occidente se desarrolló en Alejandría (Egipto) a partir del descubrimiento de la Tabla Esmeralda por las tropas de Alejandro Magno en el siglo III a. de C., que dio lugar a la fundación de la Escuela de Filósofos de Alejandría, crisol donde se fundieron las principales corrientes filosóficas y tecnológicas del mundo antiguo. 

Fuentes

Las fuentes de la Alquimia son los libros de los antiguos alquimistas. Alquimistas los hay de todas las épocas, desde muy lejanos tiempos, hasta nuestros días. Y como en toda tradición, heredada de generación en generación, deberemos remontarnos a las primeras fuentes, es decir, los primeros testimonios gráficos de que disponemos.

De “Alquimia” existen restos por todas partes, en la literatura, en el Arte, en la historia, en la mitología, en la religión, en el saber tecnológico ancestral, en la espiritualidad de las diferentes civilizaciones que han pasado por el planeta. Las fuentes literarias más antiguas que podríamos calificar como pioneras del saber alquímico, al menos en lo referente a la tradición occidental, son los textos escritos por los filósofos de Alejandría entre los siglos I a V, y los textos herméticos, atribuidos a Hermes Trismegisto, considerado el principal maestro de los alquimistas occidentales desde su origen hasta nuestra época.

BASES FILOSÓFICAS DE LA ALQUIMIA

EL KHEMEIA, VIAJE ESPIRITUAL DE LA ALQUIMIA

Según el filósofo hermético Zósimo de Panoplias, en su libro “Imuth”, existió un mítico libro llamado Khemeia, en el cual se describía cómo las almas de todo lo creado habían descendido a este planeta, procedentes del gran Sol central del Universo, pasando por el Sol de nuestro sistema solar, y recogiendo la energía astral de cada uno de los planetas, hasta caer en la Tierra, con los vicios de cada uno de los astros.

En este planeta Tierra, por lo tanto, nacimos viciados de alguna manera por las energías planetarias, de las cuales no nos es dado escapar. De Mercurio adquirimos el engaño, la astucia; de Saturno la avaricia, la tristeza; de Júpiter, la ambición desmedida; de la Luna, la pereza en su crecimiento y decrecimiento; de Venus la lujuria; de Marte la ira; del Sol, el orgullo y la soberbia. Finalmente, de la Tierra, la muerte.

Nuestra alma sufre un continuo ciclo de reencarnaciones en las cuales aspira cada vez más a la Luz de la que proviene. De este modo, del mineral procede el vegetal, del vegetal el animal, y del animal el humano, y aún puede existir por esta misma lógica otros reinos superiores que se puedan elevar por encima en esa inteligencia, esa conciencia.

Durante miles y millones de años sufrimos esa continua evolución y ese continuo anhelo, de la cual la mayoría de seres no pueden remontar. Sin embargo, existe una sola ciencia en el mundo que fue bajada por los Hijos de Dios en atención a unos pocos hombres dignos de El: la Alquimia.

LA TABLA ESMERALDA

Este breve texto, según la Tradición, fue encontrado por las tropas de Alejandro Magno a los pies de la Gran Pirámide, debajo de una estatua del dios Toth, y, según la misma Tradición, ningún erudito era capaz de descifrarlo. La versión moderna más extendida dice así:

«Lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo para hacer los milagros de una sola cosa, y del mismo modo que todas las cosas han sido y han venido de uno por mediación de uno, así todas las cosas han nacido de esta cosa única por adaptación.

El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la ha llevado en su seno, la tierra es su nodriza, el padre de todo, el Thelema de todo el mundo, está aquí, su fuerza y potencia serán completas si es convertido en tierra.

Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, suavemente y con gran industria, subirá de la tierra al cielo y de nuevo bajará a la Tierra, de este modo recibe la fuerza de las cosas superiores e inferiores. Por este medio tendrás la gloria de todo el mundo y toda oscuridad de alejará de ti.

  Es la fuerza fuente de toda fuerza, pues vencerá toda cosa sutil y penetrará toda cosa sólida.

    Así fue creado el mundo.

    De este se harán y surgirán admirables adaptaciones cuyo medio está aquí.

    Por eso he sido llamado Hermes Trismegisto, porque poseo las tres partes de la sabiduría de todo el mundo

    Lo que he dicho de la Operación del Sol está “cumplido y acabado.

 

Este breve texto, según los entendidos de todos los tiempos, hace referencia a la Gran Obra de la Alquimia. Quien obtuviese el conocimiento exacto de sus parábolas, tendría la Piedra filosofal al alcance de la mano, y con ella la salud, la sabiduría y la riqueza garantizadas. La Tabla esmeralda fue el librito de cabecera de los alquimistas europeos, medievales, renacentistas, y de la mayoría de los modernos. Pero, no sólo de los alquimistas, en general, de todos los hermetistas. Es decir, de los seguidores de las ciencias herméticas.

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