LAS 10 ESTRATEGIAS DE LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA MASIVA
En tiempos de guerra mediática, igual que los dos años anteriores fueron tiempos «plandémicos», conviene recordar sus propias estrategias de manipulación mediática masiva para retornar a la calma y volver a entender, si es que había quedado en el olvido, de qué va este juego por capítulos del sistema. Es muy conveniente recordar que los que diseñan y dirigen el juego siempre actúan siguiendo el mismo protocolo. Ya deberíamos reconocerlo en cuanto activan el botón de ¡¡¡ ACCIÓN¡¡¡
No obstante, como el personal es olvidadizo -deben ser los efectos de tanto tóxico inoculado, pulverizado, transmitido, insuflado, distribuido, fumigado ……- volvemos a recordar algunas reglas básicas del juego:
1.- Orden y Caos. Caos y Orden. Cambia todo para que todo siga igual. A río revuelto, ganancia de pescadores
2.- Problema-Reacción-Solución. O la estrategia del bombero pirómano.
3.- Libre Albedrío y Karma. En versión popular castellana: Quien avisa no es traidor.
Efectivamente, los directores de esta multiorquesta siempre avisan de su próximo movimiento. Avisan, y con suficiente antelación. Respecto a las actuales estrategias de manipulación a través de sus medios masivos de control, a finales de los años 80 del pasado siglo, ya lo explicaron de forma clarividente mediante uno de sus músicos estrella, el lingüista Noam Chomsky.
Recordamos, a continuación, su lista de las “10 Estrategias de manipulación mediática” , recogida en su obra «Los guardianes de la libertad» (1989)*
1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, muy ocupado, sin ningún tiempo para pensar en lo que, de verdad, importa.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el demandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, o montar una guerra mediática, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas de intervención en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica o sanitaria para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La estrategia de la gradualidad
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez. En el siglo XXI lo que ha cambiado es la gradualidad, que ahora se ha acelerado. Por ejemplo, la crisis sanitaria puesta en la escena pública en marzo de 2020 ha dado el vuelco a la situación social, económica y cultural en apenas dos años. El nuevo escenario bélico es el siguiente capítulo de la misma serie. Apuesto que la solución maravillosa va a presentarse en menor tiempo aún.
4. La estrategia de diferir
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento. En el siglo XXI, la resignación y aceptación apenas tarda 21 días. Cuarenta a lo sumo.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver «Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
9. Reforzar la autoculpabilidad
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable de su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución.
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen
En el transcurso de los últimos 50 años, los supuestos avances acelerados de la ciencia han puesto en evidencia la brecha original entre los pobres conocimientos del pueblo y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Es evidente que el sistema conoce mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
*Nota:
- Los guardianes de la libertad es un libro de los escritores estadounidenses Noam Chomsky y Edward S. Herman, publicado por primera vez en 1988 en inglés y en 1990 en español. Su título original es Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media y hace referencia a la expresión «fabricación del consentimiento», que acuñó el periodista Walter Lippmann. Es con ese título con el que se realizó una película sobre el mismo tema en 1992. (Wikitrola).
*Fuente:
- https://detrasdeloaparente.com/2011/03/las-10-estrategias.html
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