La interminable Cadena Dorada de la EVOLUCIÓN CÓSMICA tira “hacia arriba” a los cientos de miles de millones de astros solares y planetarios.

Este “arriba” es un símbolo figurativo y significa, en realidad, “la ascensión de la conciencia”.

Todo desciende desde la Fuente Única y, al tocar el fondo más denso de la materialidad, asciende por la gran Escalera de la Evolución, generando a su paso distintas y multifacéticas cualidades de conciencia y autoconsciencia.

El Ser Planetario Tierra posee su propia espiral evolutiva dentro del gran Plan Cósmico. Se encuentra en el nivel inferior del “Descenso Divino” y está ahora escalando en evolución y vibración, atravesando procesos de purga para desprenderse de cargas innecesarias durante este Gran Viaje de regreso al Sol Espiritual de su propio Esquema Evolutivo.

Ga-ia, como «‘Ser», es un Espíritu Solar que evoluciona a través de experiencias reencarnatorias planetarias.

En el actual esquema evolutivo, el Ser Solar-Tierra o “Espíritu Planetario”, (el Logos de la Tierra), está atravesando una dura y desafiante experiencia; y al atravesarla, definitivamente, recibirá una Iniciación Cósmica a nivel planetario-solar. Esto ha sido entendido por algunos como “NACIMIENTO PLANETARIO”.

EL NACIMIENTO PLANETARIO

La Humanidad presente en la Tierra forma parte del Gran Desafío del Ser Planetario, debido a que existen fuertes resistencias anticrísticas influyendo sobre ella, y el Ser Planetario necesita de la “graduación de cierto porcentaje de almas humanas para superar su propia prueba y desafío. Para que esta ‘graduación de las almas se produzca, es importante que exista un grupo de seres dedicados a ayudar al Ser Planetario. Estos “ayudantes” son los Hermanos de la Confederación Cósmica, presentes en la tierra, y los Iniciados y Maestros de la Jerarquía de Luz propia de la Tierra. Ambas Hermandades conforman una fuerza de Luz y Poder unificada, capaz de llevar hacia adelante el Plan Terrestre para el logro de la liberación de las almas y de la Ascensión Planetaria.

“El Plan Universal es el ascenso, la elevación”

El concepto de ascenso es básico y debe estar claro en todas las semillas estelares. Por este motivo cada planeta del sistema solar es atraído a su realización y consumación evolutiva, por la necesidad de elevación y consumación de “Ese Ser” en el cual los planetas son sus chakras. A la vez, el Logos Solar del Sistema es uno de los chakras de un Ser mayor en cuyo centro está Alción, la estrella principal de Las Pléyades.

De la misma manera que el ser humano, la Tierra está gestando a la nueva raza humana. Se trata de un proceloso embarazo en el que la evolución del feto se desarrolla en la intimidad del útero terráqueo, sin apenas percibirse desde la superficie. Actualmente, la Tierra aún está en cinta, entrando a su última etapa de embarazo planetario. Su esférico cuerpo está cambiando y ya empiezan a aparecer los primeros síntomas de los cambios estructurales radicales que en un futuro se producirán con mayor frecuencia y contundencia y totalmente visibles.

Tras cambios geológicos planetarios que vendrán más adelante, lo que hoy se observa son extrañas grietas de kilómetros de largo atravesando las tierras de distintos continentes, además de grietas en el fondo oceánico. El resultado de este proceso de parto será la aparición del nuevo escenario geológico y energético en el cual la nueva civilización de la nueva raza, el verdadero nuevo hombre, tendrá una nueva vida y una nueva oportunidad de evolución. Las energías solares, pránicas y espirituales, que manan desde el logos interno de la Tierra van resquebrajando la corteza terrestre debido a un efecto centrífugo de la energía viviente del logos o espíritu planetario. Es decir, energía en expansión desde el centro a la periferia.

Este efecto de expansión es denominado por nosotros como expansión logóica solar y afecta a toda la esfera planetaria, incluyendo la parte aúrica, y todo su campo magnético, llegando a miles de kilómetros más allá de su corteza física. Esto convertirá al campo magnético de la Tierra es una esfera iridiscente. Estos efectos aún no puede ser advertido por el ojo humano, ni siquiera por los hombres de ciencia, pero sucede y es tan real como la expansión de la corteza terrestre que ya se está manifestando a través de esas grietas kilométricas en todo el planeta.

La ciencia humana no tiene argumentos certeros para explicar estos eventos. No podrán encontrar la causa de tales acontecimientos porque no son materiales, sino espirituales, aunque inciden sobre la materia afectándola y modificándola.

En suma, la raíz de los cambios planetarios está en el logos solar interno de la Tierra, que no es materia física ni lo que la ciencia terrícola llamaría materia oscura, es Espíritu. El Espíritu planetario, conectado al sistema solar, es el promotor de los grandes cambios que provocará la evolución del planeta.

Que la paz penetre sus corazones con ciencia, sentido común y equilibrio.

Fénix Azul.

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