Encontré a Clarissa Pinkola el día 4 de enero de 2009, aunque ya la conocía desde hacía años. Sabía que existía, antes de conocerla. Ella,  como tantas otras Clarissas, nos ayudan a conformar nuestra alma: única, maravillosa e imprescindible, cuando está en proceso, recogiendo los huesos perdidos de nuestro esqueleto. Esta es la historia de almas que corren con lobos, por amor, a la búsqueda de su destino. Al encuentro del sentido de la vida.

La cadena de la causalidad

Una de las mujeres que me dio las primeras pistas hasta llegar a encontrar a Clarissa fue Roberta, profunda alma junguiana encarnada en una viajera universal. Ella supo exactamente qué me estaba pasando cuando la conocí a través de mi querida María Aldesa.  Todo en la vida es una cadena. Por eso, tuve primero que abandonarme, para dejarme llevar por mi instinto, para llegar a ese lugar de encuentro donde descubrí a la bella negra colombiana que tanto me enseñó en la Córdoba española.

Fue entonces, no por casualidad, cuando empecé a sentir que se me “movía el piso” (decía Roberta). Necesitaba cambiar el rumbo de mi vida. Tenía que encontrar mi senda, mi destino, mi sentido. No tenía ni idea por dónde empezar. Estaba perdida y Roberta me puso en el camino, me inició, me enseñó a subir el primer peldaño. Después tuvo que marcharse. Volvió a su Chile natal para seguir su propia ruta, para regresar a casa después de una intensa travesía. Yo quedé al otro lado del Océano, desalentada, extraviada de nuevo. No obstante, ya sabía cuál era el sendero a seguir, aunque el vértigo me paralizaba.

Y, al igual que llegué a Roberta en una crisis (febrero 2006), en otra nueva crisis (enero  2009), a través de Soledad, otro eslabón de mi cadena vital, encontré a Clarissa y a sus “Mujeres que corren con los lobos”. Gracias a todas ellas, y a otras almas ayudantes, me reencontré, finalmente, con la niña salvaje que estaba buscando.

Yo SOY

Después de todo este tiempo, creo que ya estoy preparada para afrontar aquellas preguntas que no supe responder ayer. Después de todo este tiempo, sobre todo, puedo ofrecer algunas conclusiones sobre mi aprendizaje:

  • ¿Qué ha ocurrido con la voz de mi alma? Está conmigo. Al fin, la hallé.
  • ¿Cuáles son los huesos enterrados de mi vida? Todos. Pero, por fin, he podido rescatarlos. Empiezo a armar mi esqueleto desvencijado tantos años. Casi lo tengo forjado.
  • ¿Cuál es mi relación con el Yo instintivo? Nada soy sin mi YO. Por fin, han caído los velos, las capas, los paradigmas, los estigmas, todos los obstáculos, todas las trampas, todas las prisiones y armaduras. Ya puedo hablar conmigo de tú a tú.
  • ¿Cuándo fue la última vez que corrí libremente? Hoy. Aquí. Ahora. No existe más tiempo.
  • ¿Cómo conseguiré que la vida vuelva a cobrar vida? Sólo tengo que escuchar a esa niña salvaje que quedó escondida en lo más profundo de mi Ser. Prometo nunca más abandonarla. Prometo SER.

Conclusiones

“Hoy,  la vieja sabia que llevo dentro recoge mis huesos”. ….. Ella es el Yo de mi  alma, la constructora de mi hogar  …. Incluso en el mejor de los mundos, el alma necesita una remodelación. …. Es la guardiana.  Sin ella nos deformamos«.

Sin ella, enfermamos, morimos.

Como en las vidas de muchas mujeres, la vida en el desierto es pequeña pero brillante y buena parte de lo que ocurre tiene lugar bajo tierra”. “Muchas de nosotras hemos vivido vidas desérticas; pequeñas en la superficie y enormes bajo tierra”.

Muéstrate. Aflora. Vive. Siente. Corre. Salta. Ríe. Canta. Baila. Ama.

Desierto florido de Atacama, en Chile. Entre el Océano Pacífico y la cordillera de los Andes

“Para esta mujer que está dispuesta a recorrer mil y un kilómetros, hay algo más que la sensación de vivir en un lugar vacío en el que, a veces, sólo hay un cactus con una flor de brillante color rojo o una valerosa casita muy antigua que lleva mucho tiempo esperándola«. Lo importante es volver a casa con el trabajo hecho.

Lo importante es volver a casa con el trabajo hecho.

«Conocer a la mujer Salvaje que cada una de nosotras llevamos dentro es un trabajo continuo, que dura toda la vida. Pero es la tarea más apasionante que podemos experimentar. Algunas, muchas, no la encuentran nunca. Quienes tengan la suerte de hacerlo deben guiar a las otras. Están obligadas. La manada siempre responde a sus miembros».

Recuerda: fue el pacto. Vinimos para cumplirlo. Es la hora.

«Cuando la vida interior está amedrentada, encajonada o acorralada. …… los cuentos nos abren unas anchas y cómodas puertas que nos conducen al país de los sueños, al amor y a la sabiduría; a nuestra auténtica vida de mujeres sabias. 

Si tienes una herida, eso es una puerta; si tienes un cuento muy antiguo, eso es una puerta; Si amas el cielo y el agua hasta el extremo de casi no poder resistirlo, eso es una puerta. Si ansías una vida más profunda, colmada y sensata, eso es una puerta».

No tengas miedo. Abre todas las puertas y ventanas. Adelante. Respira.

«Tenemos que esforzarnos para que nuestras almas crezcan de forma natural y alcancen sus profundidades naturales. La naturaleza salvaje no puede desarrollarse en una atmósfera de obligada corrección política, ni puede ser doblada para que encaje en unos moldes caducos. Se desarrolla con la mirada pura y la honradez personal. Se desarrolla con su propia manera de ser».

“Despojémonos de todos los falsos mantos que nos han dado”.

Desnudo arribó tu barco a este puerto. Y desnudo partirá. Procura que tu alma transite la laguna Estigia libre de cargas. Y, al fin, en el Origen estarás.

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