El Tarot de Jung y los 12 arquetipos de personalidad
El vínculo del tarot con la psicología se lo debemos a Carl Gustav Jung. El psiquiatra suizo, creador de la psicología analítica, encontró en el tarot una herramienta poderosa debido a su rico simbolismo.
Las cartas del tarot de Jung son resultado de un trabajo conjunto dirigido por Robert Wang y la consulta de estudiosos y analistas de la obra de Jung (Institutos de New York y Zurich). Producto de esa colaboración es la publicación de «El Tarot de Jung y sus imágenes arquetípicas» que realizó el autor junto con el diseño de esta baraja.
Una de sus particularidades es la inclusión de un mandala en el diseño de las mismas. Este aporte es una herramienta útil para lo que Carl Jung llamó «proceso de individuación», y es que, para los estudiosos y seguidores de la obra de Jung, los arcanos mayores representan arquetipos del inconsciente colectivo y la «ruta» que siguen estos arcanos y, sobre todo, el uso que se haga de ellos es un «mapa de viaje» hacía la realización del si-mismo, el descubrimiento de tu verdadero ser interior.
A través del uso de estas cartas y del método de imaginación activa desarrollado por Jung, se realiza un viaje a través de los arquetipos-arcanos que conviven en nuestra psique. Este proceso de individuación, en el cual el individuo integra sus múltiples facetas ocultas, muestra un paralelismo con muchas tradiciones, como la Hermética, la Kabbalah y la Alquimia, que entendieron que dentro del ser humano se encontraba el despertar, la Iluminación
Los arquetipos de Jung son modelos de pensar, sentir y actuar presentes en todas las culturas y civilizaciones. Estos quedan recogidos en el “inconsciente colectivo” que pasan de generación en generación.
Los 12 arquetipos
El héroe: es el típico protagonista que busca ser fuerte y defender a los demás. El héroe es valiente, busca la justicia y la igualdad y muchas veces se mueve por un destino que quiere cumplir. Se enfrentará a los enemigos más poderosos si cree que están equivocados. Su objetivo es ayudar a los demás y proteger a los débiles. Encaja muy bien con marcas que representan el esfuerzo, la victoria y el honor.
El sabio: el sabio valora las ideas por encima de todo, es un buen oyente y es capaz de explicar conceptos complejos de manera que todo el mundo los entienda. Sus principales características son la inteligencia y la curiosidad, aunque a veces se frustra por no poder saberlo todo. Las marcas que responden a este arquetipo son las que creen en la importancia del conocimiento para entender el mundo.
El inocente: este arquetipo es el del soñador ingenuo, con una actitud positiva y una actitud despreocupada, que inspira alegría en aquellos que le rodean. Su meta es ser feliz y su mayor miedo es ser castigado por hacer algo malo. Es un arquetipo apropiado para marcas que se basan en ideales y valores utópicos y que buscan evocar emociones relacionadas con la ingenuidad y la nostalgia.
El gobernante: a este arquetipo le encanta tener el control y tiene las cosas muy claras. Les importa el bienestar de su grupo o comunidad y quiere que los demás compartan su visión, lo que a veces puede llevarle a la frustración. Está muy ligado a marcas premium y dirigidas a un público con un alto estatus socioeconómico.
El amigo: este arquetipo es una persona de fiar, realista y honesta. Busca un sentido de pertenencia y su objetivo es encontrar un lugar donde encajar; por contra, tiene miedo a quedarse fuera o a destacar entre la multitud. Las marcas que más se identifican con este estereotipo son las que buscan conectar a través de la empatía y no abusan de la ostentación.
El cuidador: el cuidador es una persona que se desvive por los demás, está lleno de empatía y compasión. Su punto débil es precisamente su bondad, ya que los demás pueden aprovecharse de él con facilidad. Este arquetipo es ideal para marcas con valores relacionados con la generosidad, la compasión, el altruismo, la protección y la cercanía.
El amante: es el personaje que busca la armonía en todas sus acciones, siempre intentando buscar una buena relación con las personas, el trabajo y el entorno. Es un gran diplomático, pero a cambio corre el riesgo de perder su propia identidad a base de complacer a todo el mundo. También se caracteriza por su pasión y su entusiasmo, lo que le convierte en un arquetipo muy atractivo en la comunicación de marca.
El explorador: este arquetipo siempre está a la búsqueda de nuevas aventuras y emociones, ya sea un deporte de riesgo, un país nuevo o una filosofía desconocida. A cambio, le resulta difícil establecerse en un trabajo o en una relación durante demasiado tiempo. Es el arquetipo de marcas con una personalidad independiente, atrevida y auténtica.
El rebelde: es el estereotipo del eterno inconformista, siempre intentando cambiar el mundo para mejor y hacer las cosas de manera diferente al resto. Le da pánico ser parte del rebaño y siempre está buscando inspirar a los demás para unirse a su revolución. Todo esto le convierte en el arquetipo de personalidad de Jung de las marcas que buscan ser recordadas por romper los patrones y esquemas preestablecidos.
El bufón: ¡es el alma de la fiesta! Quiere hacer felices a los que le rodean y le encanta usar el humor para cambiar las percepciones de los demás. Su gran talento es hacer reír y ver el lado divertido de todo, aunque a veces peca de frivolidad. Un arquetipo ideal para marcas frescas, cómicas y de actitud despreocupada.
El creador: este arquetipo es el opuesto del consumidor pasivo. Prefiere crear su propio entretenimiento y a menudo se dedica al arte o la música. La creatividad y la imaginación son sus puntos fuertes, y es muy apropiado para marcas que buscan inspirar a su audiencia para sacar lo mejor de sí y dejar su huella en el mundo.
El mago: un personaje carismático, que es capaz de ver las cosas de manera diferente y usar esta visión para cambiar el mundo. Cree firmemente en sus ideas y quiere compartirlas con otros, pero a veces puede parecer manipulador o egoísta. Es el arquetipo de marcas imaginativas, carismáticas, exploradoras y seguras de sí mismas.
Psicología en los arcanos mayores
Según Jung, los arcanos mayores del tarot nos permiten conectar con los arquetipos, los rectores fundamentales de la psique humana. Luego de analizar su propia vida, la de otras personas y manifestaciones del arte, los mitos y las religiones, Jung llegó a la conclusión de que los arquetipos son formas simbólicas innatas.
Estas disposiciones psicológicas estructuran inconscientemente la conducta humana, tanto en el nivel personal como en el social. Los arquetipos no son meros conceptos filosóficos. Son fragmentos de la vida misma, imágenes que están conectadas al individuo a través de las emociones. Además, permiten darle sentido a la experiencia humana de acuerdo con ciertos patrones universales y atemporales.
Algunos de ellos son Nacimiento y Muerte, Luz y Oscuridad, Renacimiento, la Gran Madre, el Héroe, el Hijo, el Embaucador, Eros y Logos, lo Bueno y lo Malo, la Sombra, lo Femenino y lo Masculino. Cada arcano mayor resguarda uno o más arquetipos universales e inconscientes. Por esta razón, aprender a leer el tarot es recurrir al autoanálisis.
Según Jung, interpretar lo que cada tirada tiene para decirnos es una forma de conocernos a nosotros mismos más en profundidad. En ese viaje de introspección, y gracias a los arcanos mayores, se pueden identificar las angustias, complejos o represiones que nos atormentan.
El Loco
Representa el deseo de lanzarse a la aventura. Arquetipo: el joven.
El Mago
Representa la astucia necesaria para afrontar una determinada situación o relación. Arquetipo: el embaucador.
La Papisa
Representa el llamado a confiar en la intuición. Arquetipo: lo femenino.
La Emperatriz
Representa la abundancia y la fertilidad. Arquetipo: la madre.
El Emperador
Representa la perseverancia para alcanzar las metas. Arquetipo: el padre.
El Papa
Representa la conexión sabia entre lo material y lo espiritual. Arquetipo: el viejo sabio.
El Enamorado
Representa la necesidad de elegir entre dos o más situaciones o personas. Arquetipo: el alma.
El Carro
Representa la conquista de una meta. Arquetipo: el guerrero.
La Justicia
Representa la reflexión necesaria a la hora de tomar decisiones. Arquetipo: la justicia.
El Ermitaño
Representa la introspección que permite alcanzar la sabiduría. Arquetipo: el viejo sabio.
La Rueda de la Fortuna
Representa acontecimientos inesperados. Arquetipo: el destino.
La Fuerza
Representa la voluntad para afrontar los momentos difíciles. Arquetipo: la resistencia.
El Colgado
Representa los momentos de incertidumbre. Arquetipo: el sacrificio.
La Muerte (arcano sin nombre)
Representa las transformaciones. Arquetipo: el renacimiento.
La Templanza
Representa la empatía hacia los demás. Arquetipo: la unión de los opuestos.
El Diablo
Representa los instintos básicos. Arquetipo: la energía sexual.
La Torre
Representa los cambios repentinos. Arquetipo: el caos.
La Estrella
Representa la esperanza y la apertura a la vida. Arquetipo: la estrella guía.
La Luna
Representa el temor a lo desconocido. Arquetipo: los sueños.
El Sol
Representa felicidad, alegría y exposición. Arquetipo: el sol.
El Juicio
Representa el realizar balances sobre nuestra vida. Arquetipo: la evaluación.
El Mundo
Representa la plenitud absoluta. Arquetipo: la satisfacción.
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