Informe de actualidad 4º trimestre 2022 de Emilio Carrillo 

CUATRO GRANDES RENUNCIAS Y UN ANIVERSARIO

Cuatro grandes renuncias han tomado cuerpo a escala mundial durante el año que ahora termina y han deparado importantes noticias durante este último trimestre. Además, seguirán teniendo notables repercusiones y consecuencias a lo largo de 2023. Son muy de distinto tenor, pero todas son muy trascendentes y aportan luz sobre el momento que estamos viviendo colectivamente. Se trata de las renuncias:
+la vida,
+a saber el porqué del actual exceso de mortalidad,
+al trabajo y
+al dinero en efectivo.

RENUNCIA A LA VIDA

Un grave problema que afecta a toda la sociedad y que se ha agravado sensiblemente en los últimos tiempos. …… Porque es un secreto a voces que el número de suicidios en todo el mundo ha aumentado de manera sensible desde que las medidas y normas ante la pandemia del Covid19 generaron un contexto social presidido por el miedo, el alejamiento y el recelo mutuo, incluso en el seno del núcleo familiar, y las prohibiciones y limitaciones personales y colectivas; e incentivaron un marco económico –empleo, renta…- cada vez más inestable y lleno de incertidumbres. Ciertamente, los casos de suicidios están íntimamente ligados con problemas de salud mental -depresión,
psicosis, adicciones, trastorno límite de personalidad- y acoso escolar, pero el escenario definido por la crisis sanitaria ha agravado considerablemente estos problemas.

Y la situación es ya tan alarmante que hay que sacar al suicidio del ostracismo que tradicionalmente ha padecido debido a que las instituciones nacionales e internacionales, con la Organización Mundial de la Salud a la cabeza, y los medios de comunicación, salvo excepciones como la antes comentada, se resisten a abordar públicamente el suicidio con el argumento de que ello provocaría un efecto contagio: informar sobre un suicidio, alegan, pueda provocar otro.

Sin embargo, los expertos en la materia y los afectados lo tienen claro: no se trata de no dar las noticias sobre suicidios, sino de darlas bien. Y eso tiene un principio básico: no ahondar en los detalles personales y, sobre todo, no comunicar el método empleado. Se trata de abordarlo con cautelas, pero sin temor, tal como se viene haciendo desde hace años con las muertes por violencia de género.

Para colmo, al ostracismo antes reseñado se suman las deficiencias de las estadísticas oficiales para ofrecer datos al respecto tanto por su lentitud como por la tendencia a incluir los suicidios en otro tipo de muertes. Todo lo cual desvirtúa los análisis del fenómeno y su evolución. Las cifras de la renuncia a la vida a escala mundial y en España. 

No obstante, con cifras del informe de la OMS Suicide worldwide para 2019, antes del inicio de la pandemia, el número anual de suicidios en todo el mundo ascendía a más de 700.000. Uno de los grupos más vulnerables son los jóvenes de 15 a 29 años, en los que el suicidio es la cuarta causa principal de muerte, por detrás de los traumatismos debidos a accidentes de tráfico, la tuberculosis y la violencia interpersonal. Y las muertes por suicidio en hombres superan en más del doble a las de las mujeres (12,6 por 100.000 hombres frente a 5,4 por 100.000 mujeres). Además, se observa que los fallecimientos en hombres por suicidio son más elevados en los países de ingresos altos, mientras que los de las mujeres son más comunes en los países de ingresos medios.

Y la línea orientativa derivada de las estadísticas de los países que han divulgado datos para 2020 y 2021, permite estimar con fundamento que el número de suicidios superó los 800.000 el año pasado. Finalmente, las estimaciones de entidades privadas especializadas indican
que la cifra de suicidios a escala planetaria ha avanzado rápidamente hacia los 900.000 durante 2022; y que, de mantenerse la vigente tendencia, puede llegar al millón antes de 2025.

En el caso de España, también se sufre la misma tendencia alcista del número de suicidios, que en 2021 fueron un 1,6% más que en 2020 y un 11,11% que en 2018, tal como se recoge en el informe Estadísticas de defunciones según causa de muerte. Año 2021”, publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y divulgado por la agencia de noticias Europa Pres con fecha 19 de diciembre de 2022.

Esta tendencia se ha mantenido en 2022 según los resultados provisionales para el primer semestre del año, con un incremento del 5,1 por 100 respecto al mismo periodo del año anterior. Conexión con los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, que se están disparando, especialmente en niños y adolescentes.

Por todo lo expuesto, nos sumamos desde este Informe Trimestral en Ecocentro TV al movimiento por una información responsable sobre el suicidio que está siendo hoy impulsado fundamentalmente por los llamados supervivientes –los que han sobrevivido una tentativa de suicidio- y por los familiares -sobre todo padres y madres- de los que han renunciado a la vida. Y todo ello sin olvidar que los suicidios tiene una estrecha relación con los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, que se están disparando.

A lo que añadir los problemas de salud mental que afectan a niños y adolescentes, que se han elevado espectacularmente. Así, atendiendo a las estadísticas de Unicef, alrededor de uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años en todo el mundo ha sido diagnosticado con algún problema de salud mental.

Una encuesta realizada en estados Unidos, en noviembre de 2002, mostraba que el 42% de la generación Z (los nacidos entre 1995 y 2010) está diagnosticado con un problema de salud mental.  Y en España, el país europeo con una cifra más alta de adolescentes diagnosticados, el porcentaje es aún más alto: el 20,8% (21,4% de las niñas y 20,4% de los niños), más de la quinta parte. Según la estadística y la forma de
cuantificarlo, el número puede ser aún mayor. Ansiedad, depresión, TDAH (trastorno de déficit de atención) y TEPT (trastorno de estrés postraumático) son los más frecuentes. 

Sobre las causas de cifras tan graves, Unicef, en el informe antes indicado, señala que los confinamientos y las restricciones de movimiento han provocado cambios en las rutinas de los niños, que han pasado mucho tiempo lejos de la familia, los amigos, las aulas y los lugares de recreo, muy importantes durante la infancia. Esta alteración de su vida diaria, así como la preocupación de las familias por los ingresos y la salud, hacen que muchos jóvenes sientan miedo, rabia y preocupación por su futuro. Según los últimos datos de UNICEF, al menos 1 de cada 7 niños y niñas se ha visto directamente afectado por los confinamientos en todo el mundo, mientras que más de 1.600 millones de niños han sufrido alguna pérdida en su educación. Y afirma Unicef que los efectos de la COVID-19 sobre la salud mental y el bienestar emocional de los niños y los jóvenes podrían prolongarse durante muchos años.

RENUNCIA A SABER EL PORQUÉ DEL ACTUAL EXCESO DE MORTALIDAD

Al comparar los fallecimientos que se dan en la actualidad con los de años anteriores, se constata la existencia de un significativo exceso de mortalidad en numerosos países. Por ejemplo, en el Reino Unido, donde la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) publica una actualización semanal sobre las muertes registradas en Inglaterra y Gales. 

La serie histórica de la ONS muestran que en 2020 hubo un exceso de 1.492 muertes no relacionadas con el Covid-19. Esta cifra casi se duplicó en 2021, ascendiendo a 2.537. Y se ha disparado en 2022, específicamente a partir de mitad de abril (semana 16 del año), con un exceso de 21.107 muertes frente al promedio de cinco años, con datos que llegan hasta la primera semana de noviembre (la 46 del año).
Esto significa que el exceso de muertes en 2022 no relacionadas con el Covid-19 es un 731% mayor que en 2021 y un espectacular 1.314% más alto que en 2020.

Y siendo esto tremendo, la gravedad del asunto aumenta si al exceso de 21.107 muertes en 2022 se le añade el hecho de que otras 14.616 personas también murieron oficialmente de Covid-19 entre las mencionadas semanas 16 a 43 de 2022. Lo que significa que, en realidad, ha habido 35.723 muertes en exceso en Inglaterra y Gales desde que comenzó la tendencia a mediados de abril de 2022. Y cuando incluimos a Escocia en esta evaluación, el número de muertes en exceso se incrementa hasta casi 40.000 personas (39.121, exactamente).

Aunque las estadísticas oficiales españolas no son ni tan ágiles ni tan transparentes a la hora de ofrecer información sobre el asunto, si sabe que entre mayo y octubre de 2022 se han producido 12.000 muertes de más no atribuibles ni al coronavirus (oficialmente ya son más de 10.000 los fallecidos por esta causa) ni a las temperaturas (se les atribuye casi 5.000 defunciones). Así se constata en la noticia del Diario Médico, titulada España registra un gran exceso de muertes y Sanidad no sabe la causa.

¿A qué se debe el exceso de mortalidad?

Ante estos datos, la pregunta lógica es porqué este exceso de mortalidad. Que las autoridades sanitarias afirmen, como sucede en España, que desconocen la razón no es solo prueba de su incompetencia, que también, sino que suponen, muy especialmente, una ofensa a la inteligencia de los ciudadanos, minusvalorando nuestro intelecto como si fuésemos necios e ignorantes. Porque es obvio que lo que en términos social-sanitarios diferencia 2022 de años anteriores tiene que ver con los efectos acumulados de miles de millones de vacunas del Covid inyectadas, en todo el mundo y en varias dosis, a una gran parte de la población. Y ante el desconocimiento que alegan los gobiernos, dos modestos consejos:

+Primero, que le que le pregunten a sus amigos de las grandes corporaciones farmacéuticas, como Pfizer y Moderna.
+Y segundo y más importante, que investiguen lo que está sucediendo y adopten medidas para poner fin a esta dinámica de muertes.

Obviamente, no harán ni lo uno no lo otro porque, de hecho, saben muy bien la causa de este exceso de mortandad. Y lo que es todavía peor, pretenden que situaciones así sean vistan por la opinión pública como normales. Tal vez es lo que referían cuando nos convocaban
a vivir (o no) la “nueva normalidad”.

Las inoculaciones han generado más fallecidos en inoculados que en no inoculados Y todo ello sin olvidar lo que Diario 16 recogía en su edición de 10 de noviembre: “Sólo con datos oficiales de fallecidos por/con covid, sin tener otro tipo de datos, ya podemos asegurar, utilizando la estadística epidemiológica, que las inoculaciones han generado mayores fallecidos en inoculados que en no inoculados, lo cual, ya, es más que suficiente, para afirmar que las inoculaciones han producido un mayor número de fallecidos por/con covid, cuando curiosamente se les ha administrado a una gran parte de la población un medicamento, que supuestamente se daba precisamente para que se den mucho menos fallecidos de covid, lo que significa, como mínimo, sin entrar en mayores problemas de gravedad causados, que ese medicamento ha fracasado y, que por lo tanto, y ante el no saber por qué hay ese exceso de fallecidos, las Administraciones deberían parar por completo las nuevas inoculaciones con la 4ª dosis”.

RENUNCIA AL TRABAJO.  “La Gran Renuncia”

El apelativo de “La Gran Renuncia” hay que otorgárselo, sin duda alguna, a la renuncia a la vida tratada páginas atrás. Sin embargo, los medios de comunicación lo usan, siguiendo la estela marcada por el Anthony Klotz -psicólogo organizacional y académico de la Mays
Business School- al hablar de la “Great Resignation”, para referirse a la cifra récords de profesionales que en todo el mundo están diciendo “basta” a su actividad laboral y se plantean dejar su trabajo de manera voluntaria, bien sea por preferir un tipo de trabajo híbrido, en el que la actividad presencial se ve reducida gracias al teletrabajo, o simplemente, porque el tiempo de pandemia les ha llevado a reflexionar sobre sus prioridades vitales y motivacionales.

¿Quiénes son los más propensos a participar en la Gran Renuncia?

Atendiendo al contenido de un artículo de The Guardian centrado en la “Great Resignation”:

+Los trabajadores con salarios bajos están especialmente dispuestos a cambiar de trabajo cuando encuentran ofertas mínimamente mejores. Y muchos trabajadores del sector servicios están cogiendo puestos básicos -en almacenes u oficinas, por ejemplo- donde en realidad tienen salarios más bajos, pero les ofrecen más beneficios y posibilidades de carrera profesional.

+Los trabajadores con edades comprendidas entre los 30 y 45 años –por tanto,  a mitad de su carrera profesional- tienen altos índices de renuncia laboral, lo que parece indicar que el paulatino asentamiento profesional incrementa la inclinación a un cambio de trabajo, contrariamente a la antigua tendencia a consolidarse en la empresa y hasta considerarla “parte de su familia”.

+Los trabajadores más jóvenes (la “Generación Z” o “pos-milennials”, nacidos de 1997 en adelante) están mayoritariamente (el 54%) considerando entregar su baja voluntaria y remarcan que tienen dificultades para sentirse comprometidos y entusiasmados en el trabajo, hasta el punto de no hablar en reuniones o evitar aportar nuevas ideas.

¿Qué está haciendo que la gente quiera dejar sus trabajos?

Entonces, ¿qué se esconde detrás de esta previsión de éxodo masivo de talento? ¿Qué está haciendo que la gente quiera dejar sus trabajos en tal medida? Alistair Cox, CEO de Hays a nivel mundial, expone siete grandes razones en su artículo “La Gran Renuncia”: ¿por qué tantos profesionales se están planteando dejar su trabajo?

1. Ya se sienten seguros para buscar un nuevo empleo.
2. Han tenido el tiempo y el espacio para reflexionar tanto sobre su vida personal como profesional.
3. No quieren volver a la oficina…nunca.
4. Síndrome de burnout (desgaste profesional).
5. Quieren sentirse en el «campo de juego» (necesidad de percibir una cierta sensación de progreso) en su desarrollo de carrera.
6. Su motivación depende de motivos financieros.
7. Se han dado cuenta de que, en realidad, no les gusta su trabajo (lo que anima a muchos a emprender su propio proyecto empresarial).

La pandemia y lo que ha traído consigo como factor de impulso

No obstante, todos estos motivos tienen a la pandemia y lo que ha traído consigo como telón de fondo y factor de impulso:

+Como indica el ya citado Anthony Klotz, la pandemia trajo necesidad de cambio. Los cambios más importantes de la vida suceden por convicción o por obligación, siendo los últimos los más frecuentes. Esta epifanía pandémica sería la desencadenante de la renuncia masiva.

+Desde la economía conductual se alude a un punto de inflexión en la vida de los trabajadores, especialmente en la de los más jóvenes. Tras haber perdido su puesto de trabajo y haber visto comprometido su futuro por causa de la pandemia, una vez superada esta, consideran que es el momento de retomar el control de la vida y esto empieza por buscar un trabajo más satisfactorio.

Junto a todo ello, la implantación del teletrabajo ha modificado la perspectiva de millones de trabajadores. Según la encuesta efectuada por Prudential, el 83 por 100 de los que trabajaron en remoto opinan que deberían seguir con esta modalidad una vez superada la pandemia. Además, casi la mitad de los teletrabajadores (42%) aseguraban que buscarían otra empresa que les permitiese seguir trabajando online si la actual dejase de hacerlo.

RENUNCIA AL DINERO EN EFECTIVO

Se espera que, en 2023, Suecia se convierta en el primer país que no usa dinero en efectivo El diario El Economista, en un artículo de Vicente Nieves titulado: «El país que emitió el primer billete en Europa podría acabar con el efectivo en cuestión de meses», informaba en su edición del pasado 22 de noviembre que se espera que en 2023 Suecia se convierta en el primer país que no usa dinero en efectivo como medio de pago:

Atendiendo a su contenido, el uso de billetes y monedas como medio de pago está en declive. Y aunque la tendencia viene de lejos, la pandemia del Covid ha sido un acelerador, tal y como revelan los últimos estudios que calculan el porcentaje de operaciones que se realizan con los diferentes medios disponibles. Marco en el que la sociedad sueca, a través de sus propias decisiones, podría poner fin al uso de billetes y monedas en algún momento de 2023, lo que convertirá a este país en el primero que en sea casi imposible realizar un pago
con efectivo.

Suecia siempre ha ido a la vanguardia en lo que a pagos se refiere. El primer billete del mundo lo emitió el Banco de Estocolmo en Suecia como alternativa a las monedas en 1661. Ahora, el mismo país será el primero en poner fin a su uso para adquirir bienes y servicios. El propio Riksbank (banco central sueco) explica en su web que en 2010, el 39% de los que usaban el efectivo de forma habitual para sus pagos. Para 2020, esta cifra había caído al 9%. Algunas encuestas de 2021 rebajan la cifra al 7%. Se espera que en 2023 este porcentaje
sea testimonial, haciendo de Suecia el primer país que no usa el efectivo (cashless) como medio de pago.

Como asegura Clarissa Dann, directora editorial de contenido de banca corporativa en Deutsche Bank: «La economía de Suecia va camino de convertirse en completamente digital el próximo año, ya que las transacciones en efectivo pasan a la historia».

En España

En otros países, el proceso hacia la desaparición del dinero en efectivo está siendo forzado desde las instituciones gubernamentales. El caso de España es paradigmático al respecto. Así, en la primavera de 2020, en pleno estado de alerta por la pandemia, el Boletín Oficial de las Cortes Generales (Congreso de los Diputados. 24 de abril de 2020, páginas 28 y 29) publicó la Proposición no de Ley sobre la orientación del sistema tributario ante la crisis provocada por el COVID-19. En el texto se proponen once medidas concretas, siendo la undécima y última la “Eliminación gradual del pago en efectivo, con el horizonte de su desaparición definitiva”.

Y solo 15 meses después, en el verano del año siguiente, se promulgó la Ley 11/2021, de 9 de julio (Boletín Oficial del Estado de fecha 10 de julio), que en su artículo 18.1 estable un límite máximo de 1.000 euros para los pagos en efectivo: “No podrán pagarse en efectivo las operaciones, en las que alguna de las partes intervinientes actúe en calidad de empresario o profesional, con un importe igual o superior a 1.000 euros o su contravalor en moneda extranjera”.

En la Unión Europea

Sólo 10 días después de la publicación de la referida Ley en el BOE, la Comisión Europea presentó un plan de acción que incluía, entre otras cosas, limitar a 10.000 euros los pagos en efectivo en toda la Unión Europea. Con base en ello, el Consejo Europeo –institución de la UE que define las orientaciones y las prioridades políticas generales de la Unión Europea- acaba de dar el visto bueno, fue el pasado 7 de diciembre, a un conjunto de medidas que incluyen imposibilitar los pagos en efectivo superiores a los 10.000 euros, aunque los 27 Estados miembros tendrán flexibilidad para fijar un límite máximo inferior, tal como ocurre con España.

¿Lucha contra el fraude o control ciudadano?

Como se puede observar leyendo la noticia anterior, las razones oficiales para restringir el uso del dinero en efectivo tienen que ver la prevención y lucha contra el fraude fiscal, el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. Sin embargo, son numerosas las voces autorizadas que consideran que los auténticos objetivos de estas medidas son muy distintos. Por ejemplo, desde el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica (https://sociedaddistopica.com/) se resalta que la desaparición del dinero en efectivo
implicará la sustitución del dinero signo o físico creado por las instituciones monetarias oficiales por un dinero digital en el que tendrá un alto protagonismo el generado por instancias privadas y la banca. Como puede leerse en el libro De la distopía a la re-evolución, elaborado
y publicado por el citado Proyecto en septiembre de 2022 (https://sociedaddistopica.com/libros-proyecto-investigacion/), ello servirá para:

1º. Sacar el sistema monetario fuera del ámbito público de emisión del dinero y ponerlo en manos de las grandes corporaciones financieras
2º. Consolidar un sistema socioeconómico regido por la especulación global y cortoplacista, para ganar lo más posible en el menor tiempo posible, gracias al creciente protagonismo de lo financiero-virtual.
3º. Convertir la economía en el campo básico de acción del sistema de control social y ciudadano, abriendo la posibilidad no solo de monitorear todos los movimiento y actividades de las personas, sino también la de limitar el tipo y cuantía de las transacciones digitales que cada cual pueda realizar en función de su mayor o menor cumplimiento de las normas y disposiciones que desde las
instancias de poder se puedan regular.

Todo lo cual, probablemente, se irá haciendo cada vez evidente durante el periodo 2023-2025 en orden a apoyar la plasmación del conjunto de medidas previstas en la Agenda 2030.

En Estados Unidos

En cuanto a la operativa técnica para sustituir el dinero físico por el digital, la Reserva Federal, emisora de los dólares estadounidenses, ha aportado recientemente datos muy importantes sobre los pasos a dar bajo el auspicio de su Centro de Innovación de Nueva York. Lo hizo el pasado 15 de noviembre por medio de un comunicado oficial relativo al examen de la viabilidad del sistema de pagos teóricos diseñado para facilitar y liquidar transacciones de activos digitales:

Como señala el comunicado usando el argot financiero, el objetivo es configurar “una red interoperable de dinero digital mayorista de bancos centrales y dinero digital de bancos comerciales que operen en un libro mayor distribuido compartido de varias entidades”. Para ello, se va a probar “la viabilidad técnica, la viabilidad legal y la aplicabilidad comercial de la tecnología de contabilidad distribuida para liquidar los pasivos de las instituciones financieras reguladas a través de la transferencia de pasivos del banco central”.

En términos más directos y entendibles, esto representa un paso muy importante en los esfuerzos de la Reserva Federal para implementar una moneda digital del banco central (CBDC) y para trabajar con los bancos reales al objeto de introducir un dólar digital que reemplazaría al dólar de papel y eliminaría la privacidad de los pagos en efectivo. No en balde, estos dólares digitales serán rastreables y programables gracias a diferentes reglas y restricciones acerca de los usuarios y de cómo y cuándo se gasta, pudiendo establecer limitaciones personales o colectivas a la hora de hacerlo.

Y UN ANIVERSARIO

Se acaba de cumplir medio siglo desde que, oficialmente, el último ser humano pisó la Luna. Los libros de historia indican que, el 20 de julio de 1969, Neil Armstrong, miembro de la tripulación del Apolo 11, se convirtió en el primer ser humano en pisar la Luna. Y que, a partir de ahí, otros diez militares estadounidenses y un geólogo de la mismo nacionalidad –por tanto, en total, una docena de hombres hicieron lo mismo. La última vez fue el 11 de diciembre de 1972, en el marco de la misión Apolo 17, que puso fin a este programa espacial: los vuelos previstos de los Apolos 18, 19 y 20 se cancelaron, según la versión ofrecida por la NASA, por limitaciones presupuestarias.

Lo resume muy bien el artículo ¿Cuántas veces hemos llegado a la Luna?, escrito por Héctor Rodríguez y publicado el pasado 16 de noviembre en National Geographic.

Hechos dignos de recordar

Unos hechos que son dignos de recordar por dos razones. Por un lado, porque, a pesar del tiempo transcurrido, siguen existiendo
dudas acerca de si realmente las misiones Apolos llegaron a la Luna o se trató de un mero montaje en el contexto de la guerra fría y la carrera espacial en la que andaban confrontados Estados Unidos y la Unión Soviética.

Y, por otro, porque dando como válida la versión oficial, se abre un interrogante aún de mayor envergadura y repercusiones: ¿por qué, medio siglo después, el ser humano no ha vuelto a la Luna cuando durante estas décadas ha tenido lugar una espectacular revolución científico-tecnológica que, obviamente, facilita significativamente un viaje de esta naturaleza?

Un amplio abanico de interrogantes

Esta pregunta abre, a su vez, un amplio abanico de interrogantes:
+¿Realmente no se ha vuelto a la Luna o se ha seguido viajando al satélite de modo secreto?
+Suponiendo que fuera cierto que Estados Unidos perdió interés por el satélite, ¿por qué tampoco lo ha hecho otros países con capacidad para ello, como Rusia o China, que, además, mantienen desde hace tiempo tensas relaciones con los norteamericanos?
+Dando igualmente veracidad a que nadie ha vuelto a la superficie Lunar, ¿se debe a las razones presupuestarias que se han venido esgrimiendo o tiene que ver con la presencia en ella de algún tipo de vida extraterrestre, tal como teóricamente recogen los supuestos vídeos atribuidos a la misión Apolo 18, que no habría sido suspendida, sino enviada al satélite en secreto? En este sentido, la película titulada precisamente Apolo 18, estrenada en 2011, narra, en forma de falso documental, lo que aconteció a esa misión y el terrorífico contenido de las grabaciones realizadas por la misma, que sería la auténtica razón de que el ser humano no haya regresado a la Luna.
En cualquier caso y sea como sea, no deja ser sumamente curioso que oficialmente se lleve medio siglo sin volver a la Luna con los enormes avances tecnológicos vividos durante este tiempo.
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Fuente: Ecocentro TV
20 de diciembre de 2022
Informe de actualidad 4ºT/2022:
Emilio Carrillo

https://www.ecosofiadigital.ecocentro.es/view/courses/informe-consciente-de-actualidad-cuearto-trimestre-2022

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